Un futbolista se ha levantado la camiseta. Ha mostrado un mensaje de apoyo a los niños enfermos de cáncer. La opinión pública se ha liado a palos contra el Comité de Competición por sancionar con seiscientos euros de multa el lanzamiento de un mechero en el estadio Vicente Calderón y con dos mil euros al futbolista que se levantó la camiseta. Los aficionados no tienen obligación de conocer las leyes y normas por las que se rige el fútbol pero los profesionales sí deben saberlas. El Comité de Competición dictaminó:
“5.- OTROS ACUERDOS: Imponer a Mejía Ruiz “JONA” (Real Jaén) sanción de multa y amonestación, en aplicación del artículo 91 del Código Disciplinario”. Si alguien se preocupa de buscar el texto legal se encontrará que el artículo 91 del Código Disciplinario dice textualmente:
“El futbolista que, con ocasión de haber conseguido un gol o por alguna otra causa derivada de las vicisitudes del juego, alce su camiseta y exhiba cualquiera clase de publicidad, lema, leyenda, siglas, anagramas o dibujos, sean los que fueren sus contenidos o la finalidad de la acción, será sancionado, como autor de una falta grave, con multa en cuantía de 2.000 a 3.000 euros y amonestación”.
Recuerdo que Leo Messi se levantó una noche la camiseta y exhibió un texto que decía “Felicidades, Mamá”. Y le aplicaron el mismo artículo que a Jona. La culpa será del legislador pero no de quien no tiene más remedio que aplicar la normativa vigente. Se suele usar el Comité de Competición como diana de todas las acusaciones contra la Real Federación Española de Fútbol. Y me parece conveniente aclarar que, aunque administrativamente, pertenece a la RFEF, está integrado por tres miembros, de los cuales uno es nombrado por la propia RFEF, otro por la Liga Profesional y el tercero debe estar consensuado por la entidad liguera con la institución federativa. Esto significa que el 50% del Comité es de la Liga y la otra mitad de la Federación. Es la justicia del fútbol.
Respecto a los incidentes de público, resulta tan lamentable el lanzamiento del mechero y como el de un objeto con gas lacrimógeno. Y, aquí, hay un asunto para debatir. Ni los clubes pueden cachear a todos los espectadores ni prohibir que alguien acceda al recinto con un mechero. Lo del gas me suena más a delincuencia común que a violencia deportiva. En cualquier caso, no se puede estipular relación entre cuestiones referidas en artículos diferentes de la regla disciplinaria. Eso sí, el debate es legítimo aunque devenga demagógico.