8 Dic, 2013

El dopaje

La nueva Ley Orgánica 3/2013, de 20 de junio, de protección de la salud del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad deportiva, nos deja una Agencia Mundial Antidopaje a la española, muchas dudas y algunas cuestiones éticas. El pasado miércoles asistí a un debate en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) y, ni entre los más ilustres juristas allí presentes, pude hallar respuesta para mis reflexiones.dopaje-en-el-futbol

Creo que pocos han leído el texto legislativo y, así, resulta difícil debatir pues a través de los medios apenas se habla de un asunto que los periodistas no dominan. El periodismo deportivo es fútbol, en el fútbol español no hay positivos, así que a nadie le interesará. Hasta que llegue un nuevo caso Contador. En el mundo, hay una doble moral para el dopaje. Decimos “tolerancia cero” pero exigimos que los ciclistas suban el Angliru en veinte minutos, para que funcione el negocio televisivo, con unos espaguetis por todo alimento.

La nueva Ley contempla las sanciones de por vida. Entiendo, desde la humildad, que chocan con nuestra Constitución que no observa la perpetuidad ni la pena de muerte. Una sanción a perpetuidad para un atleta es análoga a una pena de muerte deportiva. Eso, sin entrar a valorar, la sumisión al Código Mundial Antidopaje y a la propia AMA. En caso de sanciones, el gordo de la lotería es para los abogados. La norma es tan compleja, llena de cuadros y dudas, que se van a forrar. Me alegro por ellos pero, ¿y la seguridad jurídica?

Si hablamos de responsabilidad no objetiva ante un resultado adverso, ¿dónde queda el principio de culpabilidad intrínseco a toda sanción? La sumisión a la AMA, fundación de derecho privado suizo con sede central en Canadá, nos obliga a violentar nuestros principios básicos. 

Y, por último, una duda. Si un deportista consume cocaína, se le sanciona porque esta Ley se ha hecho, precisamente, para proteger la salud del deportista. En cambio, si el que se mete un gramo no es deportista con licencia, no pasa nada porque se trata de consumo personal. ¿Acaso el Estado no protege por igual la salud de todos los ciudadanos? Quizá debamos reflexionar seria y humildemente. Y confieso que echo de menos a Rafael Hernanz Angulo, jurista gallego, padre del Derecho del Deporte e inteligencia privilegiada. Dios prefirió tenerlo más cerca de Él pero nos haría falta aquí.