Beckenbauer y Clemente representan, posiblemente, dos conceptos distintos de entender el fútbol. Franz encarnaba la elegancia, la finura, la estampa; mientras tanto, Javi, como entrenador, aboga por el fútbol rápido, de sacrificio y esfuerzo infinito, táctico y un tanto callejero. Esa es la foto exterior que ha quedado en la retina. Sin embargo, he visto a Beckenbauer dar algunas patadas y a Clemente ganar dos ligas con un futbol primoroso y goleador. Y recordemos que el vasco era futbolista de smoking.
Resulta curioso que dos personalidades tan diferentes coincidan en el asunto del toque y la posesión, conceptos distintos que la ignorancia llega a confundir. La crítica que nos llega del alemán al fútbol de Guardiola ha sido clara: “Me aburro, vamos a terminar jugando como el Barcelona”. Desde las presuntas antípodas de “El Káiser”, el actual seleccionador nacional de Libia, me comentaba este verano desde Zarauz que “el toque aburre cuando no consigue profundidad”.
Es probable que estas manifestaciones del bávaro tengan otra intención, quizá solapar otras cuestiones. En el fondo de sus palabras, tan solo hay, desde la modestia de mi pluma, una divergencia. Si tocas constantemente, abres huecos y disfrutas de la profundidad, marcarás goles y vencerás. Si te falta el gol, te aburrirás. El Barca nunca aburrió. Se aburrían los contrarios. Goleaba y ganaba. Como el Athletic de Clemente. La cuestión se aloja en la victoria. Y, como dice el admirable Migue Ángel Adorno, la posesión es la mejor defensa. De ella nace también el mejor ataque. Adorno era tan elegante y tan bueno en su Valencia como Beckenbauer. Más aún, lo sigue siendo. Como era Clemente vestido de corto.