28 Ene, 2006

El Madrid se hace del Depor

“Ahora que Lendoiro ya sabe cuándo se fundó el Deportivo, los actos del Centenario blanquiazul quieren destacar con la designación de Riazor para la final de Copa…”

Ahora que Lendoiro ya sabe cuándo se fundó el Deportivo, los actos del Centenario blanquiazul quieren destacar con la designación de Riazor para la final de Copa. Resulta evidente que hay muchas razones para que el escenario sea otro. El aforo del campo sólo permitiría entregar catorce mil entradas a cada club en el mejor de los casos y la distancia de cualquier afición, excepto la local, sería de muchos kilómetros en una fecha, Miércoles Santo, en la que España se inunda de desplazamientos por carretera.

La RFEF no tomará esta decisión hasta conocer las semifinales. Los madridistas se han percatado de la petición del Dépor y ya están soñando con la revancha de 2002. Aquel ‘Centenariazo’ que abatió Madrid y al madridismo recobra vida en el horizonte y los merengues se hacen la boca agua pensando en que la revancha todavía es posible, que le pueden cantar el ‘Cumpleaños Feliz’ en su propia casa, como hicieron los coruñeses, y que se podrán sentar a disfrutar de los manjares gallegos, del mismo modo que los deportivistas tomaron por asalto el fortín del Asador Donostiarra.

Se amparan en la recuperación de algunos futbolistas, en la mejoría notable del juego y en la rehabilitación de la capacidad goleadora del equipo. Y, como soñar no cuesta dinero, los madridistas piensan con los ojos cerrados, e imaginan con ellos abiertos, que todavía se puede pasar aquella factura pendiente del seis de marzo, la noche en la que Sergio y Tristán destrozaron las ilusiones de una fiesta que detuvo el fútbol mundial. Por eso, los madridistas quieren que el equipo de Caparrós tumbe al Valencia y a quien se le ponga por delante y que se vean las caras en la final.

No sé si Villar, siempre maltratado por Lendoiro, accederá a los deseos del Deportivo. No sé si el Madrid y el anfitrión llegarán a la final pero, si así fuese, creo que volveríamos a vivir una noche mágica para el fútbol, al margen de quién se lleve el gato al agua y la Copa a casa. ¿Sabía el Dépor, cuando la pidió, los riesgos que corría? Alguien debió pensar…