El prestigioso despacho de abogados Medina Cuadros entregó al jurista y presidente de la RFEF, Ángel María Villar Llona, su más preciado galardón, que distingue la humildad y los valores morales. El socio fundador, Manuel Medina, y su familia, los encarnan de forma ejemplar y ese “Olivo de Plata” recuerda su infancia en los campos de aceitunas de Jaén. El premio reconoce el pleno desarrollo del ser humano desde el esfuerzo al conocimiento.
Ante una audiencia heterogénea, entre otros, Tomás Sanz, Enrique López, Alfonso Guevara, José María García Santos, Enrique Cerezo, Luis Cuervas, Rafael Teruel, Zurab Pololikahsvili, José Mota, Paco Collado, Pedro Ruiz, José María García, Germán Álvarez Blanco, Miguel Fernández Fernández-Vega, Emiliano Rodríguez, hasta mi compañera de columna de La Razón, Irene Villa, el abogado Villar Llona explicó que el fútbol le permitió aprender a conocer el alma de las personas y desgranó la cara oculta de la luna del fútbol mundial, la solidaridad de los países ricos con los pobres.
Antonio Medina Cuadros, ex-secretario general del Real Madrid, recalcó los numerosos premios, en especial los ocho Maurice Burlaz, que la RFEF recibió por el fútbol base. Villar entregó el mérito a los clubes.
Medina Cuadros Abogados no ha premiado veinticinco años de presidencia sino una conducta. En el Olivo de Plata sólo rezan siete palabras: “Por ser humano sobre todas las cosas”. La persona por encima del cargo y el cargo al servicio de las personas.
Hace tiempo que reclamo un nuevo Renacimiento de Occidente. Son los únicos valores que nos pueden salvar de las lágrimas. El regreso a las áreas del conocimiento, del esfuerzo personal y colectivo de la sencillez. El silencio rentable.