26 Dic, 2013

En defensa del fútbol de verdad

Leo las páginas de información deportiva en los principales periódicos nacionales y me siento como si estuviese esposado en un juzgado. La Unión Europea, con Joaquín Almunia a la cabeza, ha decidido entrar a investigar la situación de varios clubes y SAD españoles que podrían haber recibido ayudas ilegales. o bien haber realizado operaciones contrarias al código de buen gobierno y de la sana y equitativa competencia. Por mirar, a la Unión Europea le da por saber ciertas interioridades de las deudas de las entidades deportivas de españolas con la Agencia Estatal de la Administración Tributaria. Y, por supuesto, sin entrar a valorar los clubes que se han visto obligados a acogerse, eso sí, voluntariamente, a la legislación concursal, directivos que otean el horizonte entre las rejas de la prisión más cercana, ni a las personas que no quieren salir de algunas empresas futbolísticas porque allí se cobijan de sus locuras y atrocidades, siempre con el dinero ajeno, empecinados en que no los saquen de sus sillones, como si estuvieran pegados con Loctite.13873707046344

El fútbol español no es esto que enseñan, que enseñamos, los medios de comunicación. Por fortuna, cada semana se organizan veinticinco mil partidos en toda España, es decir, cincuenta mil equipos que disputan sus encuentros cada sábado o domingo. Y hay cerca de diez mil árbitros y numerosísimos puestos de trabajo desde empresas que ejercen su actividad en torno al fútbol. La Unión Europea investiga a siete, en algún caso por cuestiones ya vistas, los directivos que huelen a barrotes implican un número ínfimo, los que se aferran al sillón porque en él les va la vida y la hacienda, ambas a partes iguales, son una docena y la mala imagen que ofrecen daña al fútbol como institución justo en el momento en el que, en nuestro querido país llamado España, el balompié goza de la mejor salud de su historia en grandezas y triunfos.

Somos el uno por ciento del PIB. Ni ladrones ni sinvergüenzas ni atracadores ni falseadores de cuentas; no robamos y, además,  trabajamos por un mundo mejor, por un fútbol mejor, por un deporte que defiende los valores humanos y los pilares de una sociedad moderna, solidaria, generosa y democrática. Miles de modestos directivos ponen euros de sus depauperados bolsillos para que los niños puedan jugar cada semana. Por favor, no nos metan a todos en el mismo saco. Los que roban y falsean, a la celda. A los demás, tendríamos que hacerles un monumento.