La UEFA denomina “propiedad compartida” a la transferencia de
derechos económicos de futbolistas y tiene la intención de prohibirla.
Los clubes han recurrido a los fondos de inversión, o sociedades de
capital, para obtener el dinero que el mercado les niega, Han hallado
su fuente de ingresos más veloz en la venta de una parte o el total
de esos derechos a un tercero. La UEFA ofrece varios argumentos,
que hizo públicos su secretario general, Gianni Infantino, y que
explicó de forma brillante en Madrid hace unos días el coruñés Emilio
García Silvero, director de Servicios Disciplinarios e Integridad. No
dejan lugar a dudas.
Se preguntan si es apropiado que “un tercero tenga los derechos
económicos sobre otro ser humano y comercie con ellos”. Plantean
una cuestión ética cuando afirman que cualquier futbolista tiene
derecho a elegir su futuro. Hay una preocupación, muy unida al Juego
Limpio Financiero, que afecta a la propiedad por una misma empresa
de los derechos de varios jugadores de diferentes equipos y saber si
esta multipropiedad podría alterar la limpieza de la competición.
Infantino, una autoridad, considera que ello implica más traspasos
en busca de un aumento del negocio, lo que deriva en inestabilidad
contractual y provoca que los ingresos salgan del mundo del
fútbol. Más ventas, más negocio. El Consejo Estratégico del Fútbol
Profesional de UEFA quiere que el dinero del fútbol se quede en el
fútbol. A juicio de este Consejo, respaldado por el Comité Ejecutivo,
el acceso a los fondos de inversión permite a los clubes comprar
jugadores que no están al alcance de sus posibilidades reales.
Todos los argumentos son ciertos y no escapan a la razón. Los
clubes, sin embargo, ven ahí el camino para conseguir dinero rápido
y chocan contra un muro difícil de derribar. Analizaremos también
la postura de los clubes y las salidas que les permitan compaginar la
norma con su perentoria necesidad de liquidez. Será bueno conocer la
opinión de los dueños de los fondos.