Acabada la primera vuelta del campeonato nacional de Liga no deja de ser sorprendente la mayoritaria postura del público que acude a San Mamés hacia el juego desplegado por su equipo: unos silban al galgo Llorente, otros al podenco Amorebieta, pero en medio de esta dinámica nadie se acuerda de que el Athletic está a tan solo cuatro puntos del descenso.
Quizás tendría que vivir en Bilbao para comprender ciertas actitudes, perolos seguidores rojiblancos que no estamos condicionados por el ambiente de la Catedral podemos aportar otros puntos de vista. Tras la irrupción de Bielsa la temporada pasada el juego ofensivo y eléctrico del equipo y ambos subcampeonatos en la Copa del Rey y en la Europa League taparon las“vergüenzas” de un conjunto que encajaba muchos goles y que llegó física y mentalmente fundido al último mes y medio de competición: la solución del rosarino fue bajar a Javi Martínez a la defensa, perdiendo un hombre fundamental en la media y sin conseguir cerrar la hemorragia, mientras que jugar con los mismos once titulares todo el año hizo posible que el Athletic estuviera ausente en las dos finales. Toda crítica se desvaneció porque, naturalmente, se habían cumplido con creces los objetivos del año.
A comienzos de esta temporada la directiva decidió esculpir sobre el cuerpo de Fernando Llorente un nuevo principio fundamental del club: al ya conocido “en el Athletic solo pueden jugar los nacidos en la región y/o los formados en la cantera de Lezama” se le añadió el de “del Athletic no sale ningún jugador franquicia sin abonar la clausula de recisión entera”. Este aviso a futuros navegantes por parte del presidente está sembrando de minas el porvenir del equipo: tú no puedes poner puertas al campo intentando no ver la realidad de que un jugador profesional intente mejorar económica o deportivamente su carrera marchándose del bocho; sí, los jugadores de la primera plantilla cobran muy bien, pero tristemente es un club en el que raramente se pueden conseguir títulos. Cuando falte temporada y media para que se acaben los contratos de gente como de Marcos o Muniain ¿la amenaza va a ser o firmas tu renovación o la última temporada te la tiras de suplente? Volviendo al caso Llorente, ¿es positivopagar su elevada ficha para que, con la complicidad de Bielsa, esté sentado en el banquillo, o que cuando salga no pueda ayudar al equipo por estar falto de ritmo competitivo? Sin querer caer en la demagogia es posible que alguna de las ocasiones falladas por el ariete riojano en el último encuentro ante el Rayo Vallecano hubiera acabado en gol si su entrenador no se hubiera permitido el lujo de prescindir de él durante todo lo que llevamos de competición.
Siempre he considerado que un parámetro objetivo para medir el trabajo de un entrenador, para saber si es capaz de conseguir forjar un buen equipo, es la cantidad de goles que encajas: Marcelo Bielsa, fuera de su especial carácter o de las dos finales a las que llegó ha quedado retratado, en mi opinión, como un mal entrenador. Quedan 19 partidos para acabar la liga y lo más desesperantepara mí en estos momentos es que la afición y los periodistas que cubren la información del Athletic sigan destacando si se silba o no cuando entra Llorente al campo o sale Amorebieta del mismo, mientras no aparece ni un solo pañuelo de protesta por el juego del equipo, ni una sola crítica técnica a Bielsa, ni un solo artículo de censura a Urrutia: ¿son galgos o podencos? Esperemos no tener que lamentar en junio la llegada del lobo.