8 Oct, 2012

Gestión

El periodismo, en general, ha caminado de puntillas sobre la renuncia de la Real Federación Española de Fútbol a la subvención del Estado, por segundo año consecutivo. Y no es una decisión que merezca pasar inadvertida puesto que ofrece la imagen que nuestro país necesita: la solidaridad. En estos tiempos de recortes, rescates, primas aborrecibles, paro abundante y una angustia socialmente generalizada, debería agradecerse un gesto de este calibre.

Ahora que todas las federaciones se quejan, con motivo, de la disminución de las ayudas estatales, hay al menos una que se suma a la necesidad sincera de un país en estado de sufrimiento. A mi juicio, la clave de todos los deportes reside en la gestión. Incluso el periodismo, afectado por expedientes de regulación insospechados, reside en la gestión. El progreso es gestión.

Ante la situación generada por la crisis mundial y por la inutilidad de algunos políticos, quizá demasiados, la única solución del deporte, aficionado o profesional, pasa necesariamente por la gestión, por la economía familiar ampliada y basada en la máxima de gastar menos de lo que se ingresa, de producir ingresos nuevos. Algo así como aquello que Jesús Gil y Gil llamó hace treinta años ingresos atípicos, esos mismo que ahora no sólo son ya típicos sino el sustento del fútbol español.

El deporte, y su Secretario de Estado es consciente, debe reflexionar. Es exigible una mayor preparación y mejores ideas para mantener el status de actividades deportivas, al margen de sus éxitos o fracasos.

Sólo los buenos gestores sobrevivirán al caos. Papá Estado, siempre cuestionado, no puede amamantarlos en la edad adulta.