Si algún apelativo podemos poner a la temporada 2013 que este fin de semana ha apagado los motores en el circuito de Cheste es, para nuestros pilotos, “El Año”: los cuatro primeros clasificados en el Mundial de Moto3, los tres primeros en MotoGP y el primero y el tercero en Moto2 ponen de manifiesto el dulce momento que vive el motociclismo español.
El único pero que se le puede poner a toda la temporada de Moto3 ha sido la caída de Luis Salom, circunstancia que nos ha privado del mejor colofón que uno recuerda desde que tengo memoria: un título que se decide en la última curva del campeonato define con exactitud el nivel de tensión, de incertidumbre y, sobre todo, de diversión que nos ha deparado la cilindrada más pequeña este año. Maverick era el piloto con menos victorias de los tres aspirantes al título, pero es el único que ha puntuado en todas las carreras, regularidad que le ha llevado a la gloria; Salom y Rins han demostrado el talento que atesoran y, junto con Alex Márquez, nos garantizan un relevo generacional a corto plazo.
Reconozco que el triunfo de Pol Espargaró en Moto2 me ha pillado por sorpresa: si a mitad del curso alguien me hubiera asegurado que el chaval de Granollers, capaz de irse mentalmente varias veces durante una carrera al intentar adelantamientos imposibles, es el mismo del último tercio del año, concentrado, paciente, sólido, jamás lo hubiese creído. El crecimiento como piloto del catalán ha ido paralelo al desmoronamiento de Scott Redding en las seis últimas carreras: tras su victoria en Gran Bretaña solo ha conseguido 33 puntos por 111 del nuevo campeón del mundo, demasiados regalos que Pol no ha querido desaprovechar.
Decía Salom al concluir la carrera que la lucha con sus rivales le habían hecho crecer como piloto, palabras que podría suscribir Jorge Lorenzo sin lugar a dudas. La llegada de Marc Márquez a MotoGP ha cambiado el paso a los hasta ahora dominadores de la máxima categoría con su forma de conducir, su agresividad (que, pese a lo dicho incluso por su padre, no me parece comparable a la que empleaba Marco Simoncelli) y sus innegables dotes para esto del motociclismo. Si la Federación no endurece el reglamento, el máximo perjudicado del “nuevo circo romano que quiere el público “-según célebre expresión de Lorenzo- será Dani Pedrosa, que este fin de semana ha tenido la desgracia de sufrirlo en sus carnes hasta que en el tercer empellón el mallorquín le ha apartado de la lucha por el triunfo. Por la salud de los protagonistas, esperamos que esto no suceda más.