El nuevo Wembley no te regala las dos torres legendarias, pequeñas vaticanas, que presidieron la historia del fútbol. Este lujoso recinto del siglo XXI fue proyectado con otros aires. Sus arquitectos lo dibujaron con un gran arco que cruza de lado a lado, una curva enorme que desborda las nubes y penetra el cielo gris de Londres. Lo construyeron con la idea de que Dios pudiera coger el fútbol por el asa.
En los últimos veinte años, siete Champions han viajado a España, y debieron ser más. Además de otras finales, hemos conseguido la Europa League, la Eurocopa 2008 y la Copa del Mundo 2010. Datos reveladores de que los clubes y la Selección están en el nivel superior del fútbol mundial.
Nuestros padres tuvieron la suerte de ver jugar al Real Madrid de Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento; al Athletic de Zarra y Gainza, al Atlético de Ben Barek y a la España que derrotó a la URSS en 1964. Mi generación ha tenido el privilegio de disfrutar con la Quinta del Buitre, el Dream Team, el Madrid de Casillas, La Roja insuperable con la Copa del Mundo y a este Barca superlativo, estético y demoledor, con jugadores como Messi o Alves pero basado en la españolidad de Xavi, Piqué, Puyol, Valdés, Pedro, Busquets, Iniesta y Villa (qué golazo del Guaje). Nuestros hijos verán otras generaciones, otros equipos y otros futbolistas pero nosotros somos seres privilegiados por vivir la Edad de Oro del fútbol español. Nos ha tocado vivir el tiempo de la sabiduría, donde se cimentan las bases de un futuro prometedor y feliz para quienes tengan la suerte de disfrutarlo. Felicidad.