Asistí en Londres, en el Emirates Stadium, al Arsenal-Bolton. Me apetecía contemplar a Cesc en su salsa y no pude elegir mejor partido. El español, brazalete de capitán inglés, llevó el timón de manera excelente, con su peculiar estilo, capaz de trabajar y correr como el que más, cortar como cualquier gregario y construir con la visión de juego y la técnica del mejor Zidane. Lidera un equipo en el que no se ve acompañado, entiendo que le faltan futbolistas por delante que capten su futbol. Solo vi gran calidad en un negrito peliteñido de rubio, Song, que aporta categoría.
Escribo ahora sentado en los bellísimos Jardines del Palacio de Buckingham. Me imagino al 4 del Arsenal,vestido de blanco, junto a Xabi, con Higuain, Ozil y Cristiano por delante; o con la camiseta que le pusieron sus colegas de La Roja, jugando con Xavi, por detras de Iniesta, Messi, Villa… Si lo fichara el Barcelona, mejoraría algo que ya parece alcanzar el cielo, pese al Hercules; si lo hiciera el Real Madrid le daría el punto estructural que los blancos no ofrecen.
Tengo claro que Fabregas es muy feliz en Londres, que disfruta de todo cuanto un hombre puede desear, se siente querido e idolotrado, se le considera el capitán, el amo. Pero tambien tengo claro que el fútbol español no debe prescindir del talento que nos falta, del lujo que otros supieron discernir antes que nosotros. Los clubes españoles, los más ricos, deben ser tambien los mejores y, para ello, deben tener los mejores futbolistas del mundo. Cesc lo es. Fabregas es nuestro Zidane del sio XXI. No se a qué esperan porque quien lo fiche obtendrá la hegemonia por un lustro. Pero, claro, para ficharlo hay que saber