Vicente del Bosque siempre se ha mostrado como un hombre tranquilo, paciente, inalterable. Desde hace algún tiempo viene sufriendo ataques y agresiones verbales por determinados sectores de su profesión, lo que ya de por sí certifica que la envidia es muy mala. Confieso que me han sorprendido las declaraciones de J.B. Toshack, a quien estimaba con más inteligencia. John ha decidido ganarse un minuto de gloria desde su anónimo paraiso de jubilado y ha saltado al ruedo para decir que Del Bosque siempre llegó allí donde otros ya habían dejado el trabajo hecho.
Quizá empiece a fallarle la memoria al gurú galés pues recuerdo muy bien que, cuando Toshack llegó al Real Madrid, recibió un equipo que venía de ganar cuatro ligas y de disputar tres semifinales de la Copa de Europa consecutivamente. John ganó la quinta liga de la Quinta del Buitre, con una poderosa plantilla iniciada ocho temporadas atrás por Di Stéfano, Amancio, Molowny, y pulida y abrillantada por el extraordinario Leo Benhakker. Ahí estaba el trabajo hecho.
Si quería salir en los periódicos, acertó. La estulticia de los hombres siempre halla hueco en una portada. A Del Bosque le han salido las ratas después de la derrota contra Suiza. Ahora buscan donde cobijarse porque Espana ya ha mejorado la clasificación del Mundial de Alemania y puede estar en semifinales, igualando su mejor registro desde 1950. La Roja podrá perder en algún momento pero estos comentarios, que encierran rencor y envidia, impotencia y bilis, no alterarán el ánimo del seleccionador, que tiene tanta paciencia como el santo Job. Leo el palmarés de Toshack, en el Cementerio de los Entrenadores Olvidados, con permiso de Ruiz Zafón, y veo que sería un excelente limpiabotas para Vicente.