Sin ningún género de dudas, Beckham es un futbolista extraordinario, de una gran calidad, de un físico digno de elogio y de una personalidad acreditada. Resulta innegable que él y su esposa no se encuentran a gusto en Manchester, ni el United ni en Inglaterra. La forma de vida pareja no encuentra reposo en los tabloides británicos y, por si fuera poco, las relaciones con Ferguson se han venido deteriorando de forma continuada. Que el Madrid haya puesto sus ojos en Beckham no deja de suponer un nuevo lujo de Florentino Pérez. Si tenemos en cuenta todos los ingredientes -un mercado a la baja-, que el único que cuenta sus dineros en billetes es el Madrid y que la repercusión del futbolista sería tremenda en todo el mundo, tampoco debemos extrañarnos de que se pueda producir el fichaje. No digo que se vaya a hacer pero sí que en el Madrid no le hacen ascos a esta posibilidad. La clave radica en que ningún jugador cuesta ya hoy más de cinco mil millones de pesetas y, lo que es peor, son muy pocos los clubes en el mundo que pueden hacer frente a una operación de esta magnitud. El secreto está en la pasta y pocos saben sacarla de la chistera como hizo Florentino. De la colocación de Beckham en el campo…¿qué mas da? Ya sabemos que FP no desea centrales y que en su lema Zidanes y Pavones sólo Beckham cumple el requisito para ser de los primeros.