Villar no ha querido cerrar los ojos a la realidad y ha tomado la decisión adecuada en medio de la tormenta. Iñaki Sáez ofreció el martes una rueda de prensa sin sentido y sin argumentos, mal preparada y peor ejecutada. Iñaki, frisando los sesenta años, se aferraba al cargo en contra de la opinión de todos, incluido el propio Villar- que lo ratificó en la noche lisboeta por pura cortesía aguardando que, por cordura el seleccionador renunciase. Iñaki se emperró en seguir y al presidente no le ha quedado más salida que explicarle a su paisano la imposibilidad de continuar al frente de un fracaso. Ángel María Villar ha convocado a la junta directiva para la mañana de hoy. Sáez presentará un informe de la Eurocopa y la junta en pleno tomará la decisión de agradecerle los servicios prestados y abrirle de nuevo las puertas del fútbol base de la Federación. A Villar se le critica muchas veces por interés personal o empresarial y otras muchas por ignorancia. Partiendo de la base de que más de una vez haya metido la pata, no dudo jamás que el presidente no ha metido la mano. Su drama nace desde que se negó a prohibir el partido de los lunes que emitía en directo Antena 3 y que tanto molestaba a Canal Plus. A Villar quisieron comprarlo, intentaron comprarlo pero no se prestó al cambalache. Por eso, resulta paradójico que se le quiera imputar una falta de honradez cuando la ha acreditado sobradamente. Soy de esos seres humanos que creen la honradez de las personas y creo en Villar desde hace muchos años y con todas las consecuencias. Tuvo salidas más fáciles y escogió la más complicada pero también la más limpia. Ahora, le ha tocado despedir a Iñaki. Ha cogido el toro por los cuernos y ha dado la cara con una decisión que todos compartimos. El error partió del seleccionador que pretendió desoír la voz de la calle y la calle, cuando tiene argumentos, es sagrada. Lo pagano es insultar a uno porque quieres poner a otro, sólo porque así haces negocio. Eso sí, si se deciden por Luis, todos aplaudirán.