15 Ago, 2004

El futuro de Vicente

Se inventaron una historia que se definía como entrenador de perfil bajo y debo confesar que aún no he conseguido entender esta manera de clasificar a los entrenadores. A Vicente del Bosque, madridista de los pies a la cabeza, trabajador discreto y rotundo, planificador durante muchos años de una política de cantera que ofreció notables frutos, le han buscado las cosquillas y se las han encontrado. Miren ustedes por donde. A un entrenador que no ha abierto la boca, que aceptó coger las riendas del equipo en el peor momento de su historia reciente, que aguantó la presión resultadista y ganó dos Champions, a un hombre de la casa, a alguien que jamás pidió nada, se le niega ahora todo el mérito de su labor. Hace unos meses Del Bosque era el Ferguson del Real Madrid. Tras la derrota y consiguiente eliminación en Delle Alpi, Vicente será un uno más de la larga lista de incomprendidos que integran los banquillos de España. Desde Italia, desde San Siro, le ofrecen cinco millones de euros. En Madrid, no hay ni la mitad. A mí, personalmente, lo que hace el técnico del Madrid me parece meritorio en la conducción del grupo y en el manejo de cinco superestrellas que conviven con jugadores más humanos. No me gusta que desprecie la preparación física ni la organización de un sistema defensivo o que pase de entrenar al grupo colectivamente en la manera de defender. Lo peor es que tengo una sensación extraña, como si a Florentino Pérez le supiera a poco este tipo de entrenador de perfil bajo. La verdad es sencilla y escueta. Del Bosque se atragantó cuando le contaran que Valdano había querido negociar con Arsene Wenger. Valdano se atragantó cuando Vicente nombró representantes a Pedro de Felipe y a Julio Senn (exdirector general del club). A mí me da que a Florentino se le han atragantado los dos y que, si por el fuera, abriría una puerta para renovar toda la división deportiva del Madrid. Para ser más exactos, creo que las derrotas han alterado la felicidad de años anteriores y que Florentino y su junta directiva no van a tener más remedio que empezar a tomar decisiones. Y eso cuesta, claro, porque solo están acostumbrados a recibir homenajes. Tiempo al tiempo.