3 Nov, 2005

El regreso de Javi

Aunque ya no es aquel volcán en erupción constante que conocí en los inicios de los años ochenta, Clemente mantiene su personalidad arrolladora en lo bueno y en lo malo. Su regreso al Athlétic marca dos caminos claramente definidos. De un lado, la necesidad de revertir una situación caótica creada por una junta directiva a la que ya se le han escapado demasiadas cosas de las manos. De otro, la incapacidad del club de crear nuevas vías.

Cada vez que truena se recurre a Clemente y ello me obliga a preguntar por qué siempre que lo llaman terminan por echarlo. Si Javi es patrimonio del Athlétic, y de eso no tengo duda, deberían situarlo en un puesto de máxima responsabilidad deportiva, es decir, en una tarea de dirección desde la que pudiese elegir el modelo deportivo, el nombre del entrenador y los componentes de la plantilla así como los métodos de trabajo de los equipos filiales.

Con esta decisión, Lamikiz lo coloca a los pies de los caballos y Clemente acude como un corderito al matadero. Si salva al Athlétic del descenso, que lo hará, nadie se lo agradecerá demasiado pero si se hunde con el equipo terminarán por desterrarlo del Bocho por los siglos de los siglos. En mi caso, siempre lo he defendido, seguramente porque lo conozco bien, porque entiendo la razón que le lleva a hacer determinadas cosas y porque siempre he admirado de los hombres la coherencia y la valentía, armas inherentes al sistema clementista.

Me queda una duda. ¿Qué hará Javi con Julen Guerrero? La patata caliente que Lamikiz no se ha atrevido a afrontar le cae al nuevo entrenador. Si permite que un grupito radical del vestuario siga imponiendo su ley contra Julen es posible que nos haga pensar que Javi ha perdido alguna de sus características esenciales. El equipo, sin Julen, hace tiempo que no encuentra bandera. Que tenga mucha suerte porque, como siempre, tendrá enfrente un pelotón de fusilamiento esperando el grito de “¡fuego!”.