15 Ago, 2004

Erotismo textil

Joseph Blatter quiere que las chicas futbolistas lleven ropa más ceñida. Supongo que le molan las escenas tipo voley que nos muestran culitos respingones detrás de los cuales dicen que se esconden tangas provocativos. La explotación sexual en el deporte se enmarca siempre que la víctima es una mujer puesto que nadie ha discutido jamás la exhibición de los machos universales, sean ibéricos o no, levantando pesas, lanzando jabalina, boxeando con agilidad o simplemente nadando con cuerpos depilados con la excusa de la aerodinámica. Siempre ha habido grandes voyeurs, no nos engañemos porque el mundo está lleno de mirones, por la calle, en los gimnasios, delante de las televisiones y en los recintos deportivos. Al presidente de la FIFA, le hace más gracia la parte delantera de Mia Hamm que la trasera de Mauro Silva. Unos preferirán la lencería de Kournikova a un Ronaldo en slip pero otros apostarán por el brasileño. Cuestión de gustos y de modas. Si el fútbol femenino precisa atuendos apretados ( camisetas Betis, marcando abdominales) o prendas más ligeras (tangas Cacciatori), todos saldremos ganando. El fútbol femenino se beneficiará de imágenes más eróticas y atraerá la atención igual que los hombres llevan ya publicidad en el trasero. Aunque el fútbol es deporte de choque y contacto o sea, no es un juego individual para exhibirse, como el tenis, el voley o la equitación. No me imagino a Cayetano Martínez de Irujo con un tanga a lomos de su corcel ni a Beckham luciendo paquete por el Bernabéu. La ropa ceñida o el tanga no sirven mucho cuando hay contacto. Más aún, cuando hay contacto, el tanga suele ser de lo primero que desaparece. Las braguitas de Marilyn sobre la boca de metro o el tanga de encaje blanco de Ana García Obregón no serían lo mismo saltando a rematar un córner. Yo soy muy clásico. (Bueno, a veces, no).