20 Nov, 2011

Manuel LLorente

Se enfrentó a la complicadísima tarea de  sanear los números del Valencia CF sin perder capacidad competitiva, es decir, conseguir los mismos éxitos con mucho menos dinero. A priori, una misión imposible y, sin embargo, lo ha hecho. Llorente es un hombre de empresa, a quien conozco, aprecio y valoro mucho desde hace tiempo.

Su labor encontró respaldo en el respeto de los acreedores y la confianza de los aficionados. Como consecuencia de su trabajo, acaba de anunciar una reducción de la deuda de ciento ochenta millones de euros, treinta mil millones de las siempre recordadas pesetas, en dos años. Y lo que le queda.

La gestión obligó a vender a los jugadores más  importantes y se ha basado en prudencia, discreción,  inteligencia, firmeza de criterio, previsión en las políticas de planificación y en una extraordinaria capacidad de búsqueda deportiva y de negociaciones contractuales. La base reside en aplicar técnicas empresariales respetuosas con las estrategias deportivas, siempre conscientes de la exigencia clientelar de una afición fallera por naturaleza, capaz de volcarse en aplausos o de incendiar el ambiente de Mestalla con idéntica facilidad.

Llorente ha acreditado conocimientos, experiencia, visión de futuro, liderazgo y eficacia. Un excelente gestor económico y deportivo. El profesor Gustavo Piera diría que “se ha subido dos peldaños para mirar al horizonte con más perspectiva”. En el fondo, podría denominarse sensatez pero es más complejo. Además, la cordura suele ser criticada. De la irresponsabilidad al vértigo, y al precipicio, hay un milímetro. Es el éxito o la quiebra. Llorente ha sabido optar por el primero y el fútbol le debe un sincero reconocimiento.