23 Abr, 2003

Dani, el yogurt de Triana

En todos los equipos hubo siempre un jugador revoltoso, rebelde, buen driblador, capaz de desencajar una defensa con dos regates, un túnel y un ligero empujoncito a tiempo en la cadera del central. Dani no ha cambiado nada desde que lo vi jugar con el Olimpic de Triana en el colegio Rico Cejudo, en San Vicente de Paúl, o en los partidos grandes en el Mar del Plata. Dani aprendió a ratonear y a jugar al fútbol, porque conviene decir que su técnica es buena y acompaña esas características de pichichi de colegio que luce en Primera. El Celta lo supo bien hace una temporada. En el Olimpic, marcaba entre cuarenta y cincuenta goles cada año. Allí, lo vio Manuel Gómez y se lo llevó para el Triana de Paco Arcas, que fue también alcalde del asentamiento trianero. Dani destacó otra vez. En los viejos aparcamientos de la Feria de Abril, en el “Charco de la Pava”, lo vio Miguel Valenzuela y fichó por el Betis. Coincidió en los juveniles con Arzu, Joaquín, Antoñito y tantos otros muchachos de la “cuadra Valenzuela”. Hasta que llegó al primer equipo. Nadie miró mucho para él, salvo los que lo hicieron crecer. Y, de repente, sale Ayala y le sacude un codazo cuando el árbitro ya ha pitado el final del primer tiempo, aparecen Cáceres, Cavallero y Catanha para insultarlo y hasta Rafa Benítez se metió en su jardín a pisar las flores. Dani es un futbolista joven, atrevido, hábil y de calidad; llega a la élite desde los suburbios del balón y lleva en alma el aire de la calle Pureza, de La Esperanza y del Cachorro. Su juego huele a Sevilla, a paso de Semana Santa, a esa mezcla de cera y azahar que solo se encuentra en el Altozano. Parimos un jugador de talento y picardía. Bien. ¿Por qué se empeñan en destruirlo cuatro tuercebotas espirituales que se creen los budas del fútbol? Déjenlo vivir, por favor, y disfruten de su simpatía balompédica y trianera. Por el bien de todos. Y cualquier día, yogurcito, nos tomamos una manzanilla bien fría en la barra de “Las Golondrinas”, o bailamos en el bar de “La Anselma” o te vemos vestido de rojo pasión junto a Raúl y Tristán, goleando en La Cartuja. Porque yo sí creo en ti.