No tengo ninguna duda de que es el mejor futbolista del mundo y tampoco de que ha mejorado mucho su rendimiento y su belleza desde que juega en el Real Madrid y comparte el campo con otros genios de su calibre. Me asombró muchas veces y, seguramente, jamás habré visto una volea con la pierna izquierda como la que nos regaló en Glasgow. De Zidane me gusta casi todo pero me quedo con el talento, con la capacidad para improvisar sobre la marcha, para crear a velocidad vertiginosa, para inventar en el aire, para convertir un balón en una obra de arte. Su exhibición en Valladolid no deja de sorprendernos porque de todos es sabido que la liga española permite pocas florituras. Antes de que empiece una jugada hay una pierna buscando el derribo, una falta empobrecedora, una acción de juego sucio. Por ello, la dificultad aumenta y el sentido plástico, estético, de controles, quiebros y tiros como el que enseñó Zizou, alcanzan un mérito mayor. Estas jugadas resultan mucho más sencillas en la liga inglesa o en la francesa y se me antojan imposibles en la italiana. Ya se sabe que los jugadores de otro mundo, como Zidane, pueden hacer cualquier cosa en cualquier liga y en cualquier equipo pero no deja de ser cierto por ello que, arropado por un elenco de lujo, el Marqués dela Hierbabrilla más y mejor que rodeado de tuercebotas muy trabajadores. De Zizou me gusta su carácter serio, que no agrio, reflexivo, que no aburrido, prudente, que no timorato, y su expresividad más de gestos que de palabras. De Zidane no se escucha un comentario, no se le ve fuera de las horas de oficina y, cuando abre la boca, dice cosas que agradan a sus seguidores. Ahora se quiere quedar en el Madrid algún tiempo más. Zinedine debe quedarse para siempre, como se hizo con Di Stéfano, con Butragueño, como se hará con Raúl y como debió hacerse con Pedja Mijatovic. El Marqués no puede marcharse nunca. Ya es de todos los madridistas. Después de verlo jugar, cabría preguntarse, como Víctor Hugo Morales hizo con Maradona en Méjico-86, “barrilete cósmico, de qué planeta viniste…”. Genio y mago. Zizou.