Queda claro que el Real Madrid no va en broma a la hora de establecer sus líneas de actuación en política de fichajes. La intención de incorporar a los mejores jugadores del mundo se ha llevado a la práctica y nadie puede presumir en el mundo entero de haber fichado a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham en tacada en un mandato de cuatro años. El club tiene mucho dinero disponible y otea el mercado con cierto recelo pues todos los clubes europeos saben que al Madrid hay que cobrarle más. En el caso de Samuel Etoo conviene establecer ciertas premisas. Es un futbolista que ocupa plaza de extracomunitario, lo que limita muchísimo sus posibilidades y, además, juega en una demarcación que el equipo ya ha cubierto con Raúl, Ronaldo, Morientes y, si me apuran, incluso Zidane. Samuel es un capricho caro, sin duda, por estas dos circunstancias. Se trata del mejor futbolista de África y con muchos años por delante, dada su extremada juventud. Me gusta su olfato, su velocidad, su desmarque, su remate, su disparo, su buen toque de balón… Todo, incluido su carácter, en ocasiones conflictivo, resulta grato para el espectador. Las dudas de Florentino parecen razonadas y el deseo de quienes anhelan verlo de blanco y en La Castellana, también. Lo de Zidane resulta más complicado. El hecho de que el francés haya destapado que el presidente le pidió información de Patrick Vieira no aporta gran novedad. Lo verdaderamente novedoso es que lo diga Zizou. Todo esto, así visto, me hace pensar que Florentino Pérez está jugando al escondite, sabedor de las posibilidades económicas del Barcelona y del interés de cualquier futbolista de tronío por jugar en el Real Madrid. ¿En qué está trabajando a ciencia cierta el recién elegido presidente? Estamos ante el culebrón de 2004.