8 Ago, 2004

El oro del Rey

Fueron Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, y Gregorio Pérez Demaría, el Cainejo, acompañantes de cacerías del rey Alfonso XIII, los primeros en alcanzar la cumbre. Era el 5 de agosto de 1.905. El Marqués acababa de comprar una cuerda en Londres. Gregorio era de Caín, de ahí su apelativo, y ya dice el refrán que “los de Caín no mueren si no se despeñan”. Cainejos y bulniegos siempre rodearon el aire del Picu. Las historias del Urriellu, emblema de Asturias y del montañismo español, está relatadas con conocimiento exacto y mimo superlativo por Francisco Ballesteros Villar, Doctor en Derecho y, a la sazón, mi primer profesor de Derecho Político, ahora Constitucional, en la Universidad de Oviedo. Las paredes del Naranjo están preñadas de bellas historias e insuperadas tragedias. Mi primer recuerdo periodístico de impacto fue la cara de Martín Ferrand en el telediario en blanco y negro de TVE informando de que “dos montañeros, Lastra y Arrabal, están atrapados en la cara Oeste del Naranjo”. La Oeste invernal era, es y será siempre el infierno. Febrero del 70. Arrabal fue mi primer muerto. Y, aquella tragedia, el aguijón de mi inquietud eterna. En realidad, el primer muerto fue el Cuco, en 1.904, recordado ahora en Camarmeña. El Naranjo encierra amor y belleza y grandes rescates, firmados por Pérez de Tudela y Enrique Herreros, así como las aventuras heroicas de Chus Valgrande, que era primo de mi madre, Teresa… Ahora se cumplen 100 años de la ascensión del Marqués y el Cainejo, que prescindieron del Collado Cerredo, ese por el que huyeron los moros de la batalla de Covadonga en el siglo VIII. Ahora, Bulnes, Caín, la Vega de Urriello y sus parajes exclusivos están al alcance de casi todos, gracias al funicular que construyó Tony Pérez Prieto, invencible alcalde de Cabrales y sus dieciocho pueblos, modernidad de la Asturias nueva. En el hotel Los Lagos, en Cangas de Onís, primera capital de la España cristiana, puede el viajero preguntar por Nicanor, antiguo miembro del Grupo de Rescate de Alta Montaña de la Guardia Civil, que le ilustrará del alma de esta montaña nuestra, icono del Principado. No se pierdan a Nica, por favor. Y, así, cuando el Príncipe de Asturias visite en fechas próximas Poo de Cabrales, y levante sus ojos hacia el Naranjo de Bulnes, verá al Rey. Al Rey de los Picos de Europa. El “otro”, por supuesto, sigue siendo Papá. Aunque haya niebla.