8 Jul, 2003

Emilio Butragueño: el sucesor.

Florentino Pérez ha saboreado, por vez primera en tres años, los amargores del fútbol. Se creyó obligado a tomar decisiones a sabiendas de que podrían ser impopulares. El domingo, se confesó con Iñaki Cano, Juan Carlos Rivero y Quique Guasch y admitió sus errores. Yo pienso que si Raúl es listo, y no me caben dudas de ello, será el gran beneficiado de esta semana de controversias- y no en lo económico sino en su capacidad incuestionable de liderazgo en solitario-. Raúl va a asumir en el Madrid la misma situación que con la Selección. La historia le reclama ese papel. El ingeniero Pérez Rodríguez no quiso entrar en su futuro, aunque admitió que las decisiones tomadas conllevan un notable desgaste de su imagen, y sí encaró, sin tapujos y con tiempo, la sucesión: “Butragueño sería un gran presidente”. No recordaría Florentino, quizás, tras el 5-1 a Dinamarca en Querétaro, en junio de 1.986, aquellos gritos del pueblo liso y llano pidiendo a voces “oa,oa,oa el buitre a La Moncloa”. Pero el dedo del presidente ha apuntado a Emilio, no hacia Aznar sino hacia sí mismo. Al ingeniero que soporta el peso de ACS, que maneja más de 90.000 empleados y una facturación superior al billón de pesetas, le queda cuerda para rato en el sillón del Bernabéu. Sin embargo, para evitar especulaciones ha mirado hacia otro Di Stéfano- éste con 40 años- para que prepare el camino que debe conducirle al palco de La Castellana. Emilio Butragueño lo reúne todo: una excelente formación académica, un recorrido futbolístico de lujo en el Real Madrid, un acendrado sentimiento madridista, unos conocimientos del fútbol, del club y del mundo empresarial bien contrastados y una imagen impecable. No sé bien si Butragueño será el Florentino del futuro pero sí guardo la convicción íntima de que, en efecto, esta destinado a ocupar ese puesto. Y, si resulta así, les garantizo que seré el primero en alegrarme porque “El Buitre” se lo ha ganado a pulso.