El próximo fin de semana llega la Copa del Rey de baloncesto, una edición en la que, visto lo visto esta temporada, parece que tenga ya escrito el nombre del ganador: no se fíen, a un partido todo puede pasar.
Hace bastantes años que los dirigentes de nuestro baloncesto dieron con una fórmula imbatible: concentrar en 4 días la disputa de la Copa entre los ocho primeros clasificados de la liga ACB tras la primera vuelta del campeonato, o los siete primeros más el equipo de la ciudad en donde se celebre la misma. Pese a la desastrosa gestión de los derechos televisivos de los últimos años, gestión que merecería comentario aparte, este formato consigue acaparar la atención de la audiencia, un espectáculo que traspasa nuestras fronteras: la única modificación que yo haría al mismo sería reservar una de esas ocho plazas al líder de la primera vuelta de la liga LEB, una buena forma de dar visibilidad a la “segunda” división de nuestro baloncesto.
Tanto Real Madrid como Barcelona disputan (siempre sobre el papel) los cuartos más plácidos ante sus respectivos rivales canarios: los blancos solo han hincado una vez la rodilla allá en Moscú y el correoso Herbalife Gran Canaria habitualmente baja muchos enteros fuera de la isla; mientras tanto, el Barça parece haber recuperado sensaciones las últimas semanas pese a la derrota del pasado domingo y la calidad de su plantilla le hace ser siempre aspirante a lo máximo.
Unicaja de Málaga necesitará todo el apoyo de su afición para alcanzar las semifinales: los anfitriones se medirán ante una CAI cada vez más fino y que pueden aprovechar el posible nerviosismo de los andaluces para dar la sorpresa en el Martín Carpena, aunque cualquiera de los dos lo tendrá en chino para llegar a la final si su rival del sábado acaba siendo el actual líder de la liga; en mi opinión, el cuarto más igualado de este año.
¿Llegará a tiempo el Laboral Kutxa en su enfrentamiento contra el Valencia Basket? La pregunta no es baladí, ya que los vascos no terminan de arrancar este año debido a la plaga de lesiones que les ha impedido rendir al nivel que nos tienen acostumbrados: en cualquier caso, Valencia Basket se me antoja un rival inalcanzable en estos momentos de la temporada para los de Scariolo. Sorpresas aparte, su rival sería el Barcelona en semifinales, un enfrentamiento totalmente impredecible.
Jugando a futurólogos, un Madrid de dulce debería levantar la copa el próximo domingo; eso mismo apostamos el año pasado y ya saben qué pasó: nos vemos en Málaga.