Hace veinte años que me parece un tipo espectacular. Lo fue como central, habitante durante una década de la élite del fútbol español, y lo sigue siendo como entrenador y como persona. Hace unos días, en defensa de su filosofía de juego, afirmó que le daría vergüenza ganar como lo hizo el Celtic ante el Barcelona. El sábado confirmó su criterio mientras el Rayo remontaba el partido al Celta.
Lejos de amilanarse por un tempranero marcador en contra, modifico la situación del equipo y se fue a por el partido. Al final, tuvo premio y ganó. No me detengo a analizar el resultado que, a estos efectos, es lo menos relevante. Quiero elogiar la idea, el concepto, el pensamiento de un entrenador joven y experimentado que da lecciones desde hace algunos años por los banquillos de España. Lo hace desde su categoría de futbolista internacional, de titular indiscutible en todos sus equipos y del aprendizaje de sus entrenadores.
Cuentan en La Coruña que una mañana, entrenando con John B. Toshack, le gritó al galés: “¡Míster, cuando le doy me duele!”. Y dicen esas mismas malas lenguas que John, con su peculiar manera de hablar, le respondió: “Amm…Paco, a todos nos duele cuando tú le das…”.
Quizá no brilló nunca con la elegancia de Beckembauer pero su idea del fútbol es de Armani. Apuesta por el juego positivo, alegre y abierto, le gusta jugar bien para ganar. Me encantaba ver al Córdoba y me gusta ver al Rayo. Cuando ganamos títulos, como los gana la Selección, es porque jugamos muy bien. Mejor que los demás. Por eso, lo de Paco tiene mucho mérito.