13 Dic, 2013

Punto Pelota y García Hirschfeld

Quizá yo sea un periodista a la antigua usanza porque me gusta el trabajo serio, la información contrastada y la opinión sólida y bien argumentada. No me agrada la crispación ni creo que la sociedad española necesite de ella ni mucho menos que desee participar de ese formato a la que la han acostumbrado. Está claro que, desde hace mucho tiempo, la televisión deportiva se limita a una guerra de periodistas bufanderos madridistas contra bufanderos barcelonistas y, si me apuran, les diré que los directores de estos programas se escudan en que lo único que les da audiencia reside en la lucha dialéctica entre madridistas y antimadridistas.carlosgarcia02_560x280

No puedo juzgar, desde mi más absoluta ignorancia, las razones de la rescisión de contrato con el equipo anterior y Josep Pedrerol. Le corresponde a un juez decidir y fallar el asunto. Pero de lo que sí estoy seguro es de que Carlos García Hirschfeld, un hombre de la televisión de toda la vida, un tipo valiente y atrevido, al que no le asustan los retos aunque tenga que hacer puenting desde una grúa, como ya hizo en sus tiempos de Impacto TV, sea culpable de nada. Carlos es inocente.

Me asustan los que lo acusan de haber aceptado dirigir un programa y de intentar hacerlo lo mejor que sepa y pueda. Considero, a este respecto, que el periodismo deportivo español necesita un programa más riguroso, más serio, menos bronquista, de lo que se le ha venido ofreciendo hasta ahora, en lo que se asemeja más a una barra de bar que un trabajo serio hecho por periodistas serios. Y no digo con esto que personas como Tomás Roncero no sean serios, que lo dirán los lectores, sino que a mí me agrada más otro tipo de periodismo. Es verdad que mi cariño por él es enorme y que, en lo suyo, es excelente.

Soy antiguo porque huyo del forofismo, porque no dependo de nadie, porque intento ser independiente y honesto y no quiero depender del presidente del club de turno, porque me gusta la investigación y la denuncia tanto como el elogio y la buena gestión y porque no llevo bufanda ni siquiera cuando en mi calle hay cuatro grados bajo cero.

Carlos García Hirschfeld tiene la oportunidad de conseguir todo eso. Le llevará tiempo pero su Punto Pelota tiene la ocasión, y hasta la obligación, de ofrecer algo distinto, de más calidad, con menos reyerta y sin tanto bufandero. Eso sí, por eso mismo, corre el riesgo de fracasar.