16 Jul, 2012

Shanghai

Los últimos éxitos del fútbol español obedecen a estrictos criterios de planificación y trabajo. Los clubes han invertido mucho dinero en el fútbol formativo y los seleccionadores nacionales han sabido valorar esta tarea cotidiana a quienes más hincapié han hecho en la educación de base. Así llegaron los grandes títulos, sustentados en una estructura federativa diseñada para el mayor rendimiento de las categorías inferiores. Nuestras Selecciones más jóvenes triunfan habitualmente.

Los grandes campeones de hoy jugaron hace quince años en modestos equipos alevines e infantiles. Y aquellos críos de finales del siglo XX se llaman hoy Ramos, Alonso, Iniesta, Xavi, Iker, Torres, Javi Martínez, Mata, Arbeloa o Cazorla. La RFEF ha enviado al torneo de Shanghai su  primera Selección Nacional Alevín, dirigida por Eduardo Valcárcel. Niños de doce años, de la Escuela RFEF y de otros equipos, vivirán una experiencia inolvidable y una motivación extraordinaria. Vestidos con el uniforme Adidas de los campeones del mundo, luciendo estrella en el pecho, mostrarán los valores humanos y su clase. Quizá, dentro de diez años, algunos puedan jugar en la Selección. Sembramos futuro.

Uno de esos jóvenes, Nicolás Gudiño, ha marcado ya con el Rayo Vallecano goles excepcionales y es codiciado por equipos grandes. Con 1’80 y doce primaveras, una técnica depurada y coraje, Nicolás promete. Nuestra misión es que los Gudiños de hoy sean las estrellas del mañana.

Todos los escalafones de la RFEF, del primer peldaño al último, y los clubes, desde el más modesto al más laureado, saben que el porvenir empezó ayer. Shanghai es el mejor ejemplo y reclaman a nuestros niños porque son portadores de la esperanza. Un éxito.