23 Ago, 2012

SPORTYOU – La nube y su luna.

Nos empeñamos en afirmar que estamos a punto de hacer historia y no es del todo cierto. La verdad es que historia, lo que se dice historia, ya la hizo España ganando Euro2008 y Mundial2010 y más aún llegando a la final de la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Si derrotamos a Italia el domingo en el Estadio Olímpico de Kiev, no haremos historia: inventaremos la Historia nueva. Nadie ha ganado los tres títulos seguidos y eso significa ampliar las cotas de gestas para los libros, para los libros de historia.

Podremos contar a nuestros herederos que pertenecemos al grupo de españoles que tuvimos el privilegio de vivir esta época y que, además, asistimos a los partidos de un equipo superlativo, insuperable, óptimo. Llenaremos las calles de Madrid y, en especial, la plaza de la diosa Cibeles para festejar lo que ya hemos conseguido. Inundaremos las calles y plazas de toda España. Ya hemos batido el record de audiencia de la televisión en nuestro país, con diecinueve millones de espectadores. Un record en la historia de la TV. Otro.

Estamos convencidos de que ganaremos la Eurocopa. Bueno, la mayoría de los españoles. Yo sé que Italia nos puede ganar y debemos afrontar el fin de semana con humildad y paciencia franciscanas, que rezaremos para que nos asista esa pizca de suerte imprescindible en todos los títulos. Desearemos con todas nuestras fuerzas que los héroes de La Roja, de nuestra querida Selección Nacional Española, tengan uno de esos días, una de esas noches, que invitan al éxito, a la victoria, al mensaje que venimos transmitiendo desde hace algunos años. Somos el equipo de todos, aunamos audiencias y sentimientos, unimos deseos y voluntades, eliminamos rencores, dificultades y aparcamos problemas mientras juega España. Y si no ganamos habremos probado de nuevo la humanidad de este deporte, que es un juego en sí mismo, aspecto lúdico que convierte los esfuerzos en victorias o derrotas.

El lunes tendremos una gran fiesta. Pase lo que pase en esta bellísima ciudad de cúpulas doradas, de grandes y pequeñas catedrales, de excelsos museos; pase lo que pase en las orillas del caudaloso Dniéper, en los espléndidos paseos de Kiev, en sus bosques y avenidas; pase lo que pase, España será una gran fiesta. Eso sí, lucharemos hasta la muerte para que sea una fiesta de Campeones. De eternos campeones. Y, por favor, que nadie me baje de la nube. Quiero quedarme a vivir en ella mientras la luna nos mire desde su cuarto menguante.