Concluyó el pasado fin de semana el Mundial de Velocidad de Motociclismo en sus tres categorías, una temporada que a algunos se nos ha hecho especialmente larga desde el mes de septiembre, aunque, siempre que hablamos de sensaciones, solemos ser injustos.
Injusto sería no reconocer la temporada que ha realizado Sandro Cortese para alzarse con el campeonato en Moto3; el alemán si ha destacado este año ha sido por su regularidad, no ha dejado ningún Gran Premio sin puntuar y, excepto en dos carreras, siempre ha estado en el cajón, mientras que los dos españoles que han tenido opciones este curso, Luis Salom y Maverick Viñales, han sido exactamente el reverso de la moneda, aunque Maverick se merece una mención aparte.
Tras la espantada del piloto de Roses en Malasia muchos pensamos lo mismo: un chaval de diecisiete años que al inicio de su segunda temporada se veía a sí mismo como el nuevo Rossi… y que puede acabar pagando muy caro su exceso de ambición; de acuerdo que, al igual que en otros deportes, la sociedad está empujando a adolescentes, cada vez más jóvenes, a forzar los límites, a destacar antes que nadie, a batir continuamente récords de precocidad, pero tienes que tener un desarrollo mental al menos paralelo a tus capacidades físicas y técnicas: seguramente la vehemencia de Viñales no sea la única culpable de la situación irrespirable que estalló en Sepang, tener como representante a tu patrón es a todas luces una mala idea, pero no es buena carta de presentación para un piloto el llegar a un nuevo equipo después de manifestar que tus antiguos compañeros eran unos ineptos perdedores: motivador para sus nuevos mecánicos desde luego no es.
Aunque sus carreras deportivas no hayan sido paralelas hasta el momento es inevitable ver en Marc Márquez una copia de Dani Pedrosa: si Marc no se hubiera tenido la lesión ocular que le impidió disputar las últimas carreras de la temporada pasada ahora mismo tendrían los mismos títulos mundiales, siempre en el equipo oficial de Honda y, para más inri, el año que viene compartirán equipo; si a eso le sumamos la forma de ser de ambos, hasta podrían pasar por hermanos. El de Cervera ha dominado en la categoría de Moto2 con más autoridad que la presión realizada por Pol Espargaró pudiera hacer pensar y, para el año que viene, doy por seguro que estará en la terna para disputar el campeonato desde el primer día.
Y, si hablamos de similitudes, Jorge Lorenzo ha calcado la regularidad de Cortese en MotoGp, incluso superándola. La ventaja conseguida sobre Dani en la primera mitad del campeonato y la ausencia de Stoner tras su lesión en varias carreras han permito al mallorquín administrar con calma tensa el desarrollo de los últimos grandes premios, en los que una caída era el único contratiempo que hubiera podido poner en duda su segundo título. Si la temporada que viene se produce la ansiada paridad técnica entre Honda y Yamaha, y Valentino consigue volver a ser el que era, podremos ver unas divertidísimas carreras en las que, a buen seguro, la consigna “sin prisioneros” se podrá oír en ambas escuadras.