10 Oct, 2011

Xabi Alonso

Ha vestido La Roja noventa veces y da la sensación de atravesar el mejor momento de su carrera. Es digno hijo de un mediocampista de eterno recorrido, Perico Alonso, que llevó a la Real Sociedad a ganar dos ligas consecutivas en el inicio de los años ochenta con excelentes compañeros  como  Arconada, López Ufarte, Zamora, Idígoras, Satrústegui y otros.

Xabi recibe en la treintena la cima de su fútbol, con una colocación portentosa, una visión de juego formidable y un sentido de la profundidad difíciles de superar. El balón nunca va al rival. A eso acompaña su llegada al área repleta de gol. Nos encontramos ante un futbolista de lujo, tanto en el Real Madrid como en la Selección Española. No se puede jugar mejor.

Alonso rebosa personalidad y clase, sabe liderar cuando es necesario y sus galones de mando se ejercen entre otros capitanes de su excelente nivel. Lo mismo distribuye con Iniesta, Torres, Silva o Xavi que con Higuaín, Marcelo, Sergio Ramos o Cristiano. Sabe mirar hacia adelante con la misma pausa que hacia atrás. Su fútbol me transmite la idea del balompié, la esencia. Xabi Alonso es el pensamiento. Inteligencia, intuición y precisión en simbiosis con el concepto del fútbol como ciencia.

Por eso, juega en el Real Madrid, élite universal, y en la Selección Española, campeona mundial. Además de su calidad y categoría contrastadas, añade los valores sociales, éticos y humanos del compañerismo, del futbolista educado, solidario y generoso. Un jugador que, de tanto valor, no tiene precio.