15 Ago, 2004

Florentino y la Política

El presidente del Real Madrid ha hecho unas declaraciones en Barcelona y ha buscado el momento que mejor le ha convenido para dar a conocer algunos aspectos fundamentales de su futuro. En Cataluña ha dejado claro que lo que le guista es la política y no ha dejado dudas al respecto. Según le manifiestan algunos amigos, Florentino está en el Real Madrid porque allí hay política. Y es la primera vez que desde dentro se reconoce la importancia de ese palco, capaz de cambiar el carácter de algunas personas poco habituadas a ese nivel de vértigo. Nadie considera descabellado en el entorno del presidente un posible salto a la arena electoral para buscar en la carrera hacia La Moncloa un broche de oro a su currículo empresarial. De hecho, hace ya mneses que se habló de esa posibilidad, de crear una nueva formación que pudiera alcanzar el umbral de los veinte escaños y convertirse en un partido bisagra. A mi juicio, queda muy lejos esta decisión en la mente del ingeniero Pérez Rodríguez pero no es menos cierto que elementos afines a su pensamiento entienden que ello entrañaría un premio extraordinario fin de carrera. De momento, Florentino mantiene excelentes relaciones con los principales grupos políticos y apenas conserva enemistades de otro tiempo. Su paso por la política no le dejó contrariedades sino amistades duraderas y solo la persecución de la guerrista Matilde Fernández contra la nueva Ciudad del Madridismo le ha supuesto un leve quebradero de cabeza. La pobre Matilde se quedó en la puerta porque los votos no le llegaron para gobernar. Tengo la sensación, a pesar de los rumores y del alimento que el intereado les ha echado en la prensa de Barcelona, en La Vanguardia, de que lo que desea es permanecer muchos años en el Madrid y que nada puede ofgrecerle tanta felicidad como una Copa de Europa, una Liga o una Copa del Rey, sin olvidar esas asambleas que suenan a paseo triunfal y que nada tienen que ver con aquellas de antaño en la que los compromisarios como Ramón Calderón y Otero Lastres- hoy considerados directivos- destapaban las vergüenzas del poder de Sanz Mancebo. Se ve que los tiempos van cambiando