27 Oct, 2004

Un líder justo

El Barcelona es el mejor equipo de la liga y no sólo por el liderazgo en la clasificación sino también por la belleza y eficacia de su fútbol. La paciencia que la economía impuso para mantener a Rijkaard, los fichajes de buen gusto promovidos por Sandro Rossell y la alegría de un equipo que improvisa han dado sus frutos.

El Barcelona crea ocasiones y las marca y esas son las ocasiones que no se entrenan, que solo se intuyen, se crean y se generan por sí mismas. El equipo juega con una excelente colocación en el campo y se defiende como mejor puede hacerlo, con el balón. Ya dice Miguel Ángel Adorno, exfutbolista del mejor Valencia que se recuerda y entrenador, que la mejor defensa es la posesión del balón y es definición insuperable por veraz.

El Barça se arma desde atrás y se consolida por delante. La batuta de Xavi, quizá en un momento estelar de rendimiento, se crece con el respaldo de Márquez y las ayudas de Deco y Giuly mientras, delante, el fútbol se transforma en la inspiración de Ronaldinho y Etoo. El brasileño es galáctico total y el camerunés hace en una décima de segundo lo que otros tardan en pensar un año entero. No juegan corriendo sino con ritmo porque la que corre es la pelota. Por eso, nada hace pensar que el Barcelona vaya a desmoronarse pronto.

Ante el Osasuna, el público disfrutó muchísimo aunque el partido no resultara grandioso pero sí se me antojan extraordinarios los cinco minutos finales del primer tiempo en los que la conexión Brasil-Camerún desparramó la belleza más prevista de la manera más imprevista. Pases, remates sobre la marcha, quiebros en velocidad, combinaciones dentro del área… y, al fin, Iniesta. Anda este equipo sobrado de calidad y de frescura. A diferencia del resto, el Barcelona las mete. Y, al margen del resultado final, debemos convenir que debajo hay un trabajo bien hecho. Será bueno que Laporta no se pierda.