9 Mar, 2021

Carlos Matallanas (Escrito por Gaspar Rosety en diciembre de 2015)

Hace bastante tiempo que sigo su recorrido vital, de futbolista y periodista a luchador infatigable y cerebral contra la ELA. Sé de él por su hermano Javier y por sus publicaciones, ahora ligeramente espaciadas, y me guía tras sus pasos la reflexión que muchas veces pido para el deporte o para el fútbol, en particular. Con el Cuento de Navidad a cuestas, todos queremos parecer mejores personas pero ni lo somos ni lo parecemos. Sólo jugamos a ser buenos.carlosmatallanas

 

Tengo constancia sobrada de la fuerza de voluntad de Carlos, un hombre al que puedes querer sin haberlo tratado, de su decidida batalla en beneficio de otros que lleguen detrás de él a la guerra cruel, injusta de la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Una mente que se desata en el esfuerzo contra las cuerdas que intentan amarrar su cuerpo.  Carlos ha sabido unir sus pasiones, el periodismo y el fútbol, con su realidad dramática y reúne en su cebero más capacidad y potencia que un ejército de soldados batiendo el plomo contra el enemigo. Su vida nos ofrece una lección, la de no perder el tiempo en naderías, en enfrentamientos personales, en egoísmos que conducen al vacío, en falsas vanidades que no resuelven los problemas.

Ha conseguido fondos para que tengamos más investigación. Lo animo y lo haré hasta el último minuto mientras los sabios de nuestra España viajan por el mundo a costa del prójimo y gastan lo que no tienen en cuestiones que no se necesitan. Su vida vale por miles de vidas y nos necesita. ¿Vamos a quedarnos quietos mientras Carlos agota sus recursos? ¿Podríamos preguntarnos, al menos, qué podemos hacer? Hay respuestas.