El fútbol español sigue ofreciendo una realidad idéntica a la que presentaba hace un mes. Hecho el paréntesis de la reyerta del Calderón, continúan los mismos problemas y similares inquietudes. Ahora, asistiremos a las últimas bocanadas de los episodios violentos, los seguidores radicales pasaran temporalmente a segundo plano y esperamos escuchar en las noticias que los asesinos del río han sido detenidos y puestos a disposición judicial. Será la penúltima página de un hecho que conmocionó Madrid, hizo sufrir a España y que nos dañó gravemente ante toda Europa, lo que equivale a decir que ensuciaron mundialmente nuestra imagen.
A medida que los días nos alejan de aquella mañana otoñal, se van relajando las apariciones en los medios de comunicación de cuantos han querido aprovechar para salir en las fotos; hoy se toman a guasa algunas canciones que suenan en nuestros estadios; y, aparentemente, todavía se mantienen firmes algunas posturas. Están los hechos recientes y, por ello, perviven en nuestra memoria pero… ¿Qué sucederá después de Navidad, cuando los ecos ya retumben más lejanos y débiles?
Recuerdo que, hace muchos años, asesinaron a un seguidor en las puertas del Hotel Meliá Sarria, al poco mataron con una bengala a otro. Hoy, en pleno 2014, seguimos lamentando casos como el del río Manzanares. Sin embargo, no denunciamos las persecuciones que sufren algunos informadores locales, nada famosos, muy modestos, que no salen en televisión pero cuentan con honradez sus noticias y opiniones. Seguramente, tendremos que esperar a que asesinen a un periodista local, en una pequeña ciudad, para que todos vuelvan a las televisiones exigiendo tolerancia cero. Las autoridades lo saben. Lo saben todos.