13 Mar, 2015

De la nada al todo y viceversa

“El Real Madrid se desploma en la clasificación”, (pero está un punto del líder). “El Barca se despega en el liderato”, (aunque solo le saca un punto al segundo) “Todo se decidirá en el partido del Camp Nou”, (y todavía faltarán once partidos, treinta y tres puntos, para terminar la liga).pelota-futbol-microfono

“El Atlético tira la liga”, porque ha empatado en casa con su inmediato perseguidor. “El Valencia toma aire”, porque ha empatado en el campo del perseguido. Y, así, podríamos seguir hasta la eternidad con los titulares de los más importantes diarios españoles que, en materia deportiva, no regatean páginas ni grandes frases. En realidad, hemos llevado un simple resultado de una jornada al extremismo radical de que, en un solo partido, se puede perder el campeonato o ganar todo en un encuentro directo.

La verdad nos enseña otra cosa, que las crisis en el fútbol duran un par de días y que ganando la jornada siguiente todo se quedará en agua de borrajas. Las grandes críticas al Madrid por sus dos últimos resultados ante Villarreal y Athletic dejaran de tener importancia si vencen a Shalcke, Levante y Barcelona. Los llantos se tornarían en sonrisas en apenas un par de semanas. Y viceversa, lo que hace quince días eran grandes titulares como “Messi no se habla con Luis Enrique”, “el Barca tiene una plantilla corta”, “Zubizarreta y Luis Enrique en la cuerda floja” han dejado paso a otras portadas más escandalosos que se resumen en un sencillo “A por el triplete”.

Si leemos lo que sucede por la parte sur de la clasificación, la película es la misma con diferentes nombres y distintas ciudades. El fútbol ha tenido tiempo para enseñarnos que las decisiones más difíciles son las que se hacen esperar, aquellas que no se toman en estado de euforia o de depresión sino con la cabeza bien fría y con perspectiva del tiempo.

Estoy convencido de que, si por ellos fuera, algún presidente se cargaría al entrenador esta misma semana. Y buscaría un recambio de campanillas para silenciar a las tribunas. Pero el fútbol exige mucha frialdad, muchos cálculos de imagen, economía, conveniencia, motivación, preparación y hasta reputación.

Por eso, las crisis y las euforias son cuestiones de escaso recorrido que sirven para ilustrar el papel de algunos periódicos. Lo cierto, lo que en verdad sucede dentro de las cabezas pensantes del fútbol, está habitualmente en lugares a los que difícilmente acceden los aficionados que pagan el negocio.