En las últimas semanas la noticia del cierre de Teledeporte ha pasado de ser un rumor a convertirse en una tangible amenaza no solo para los trabajadores del propio canal, también para aquellas disciplinas deportivas que perderían su única ventana de acceso al gran público y casi su única vía de patrocinio y, por ende, de supervivencia.
RTVE es un organismo estatal que, por si todavía alguien no lo tiene claro, cumple un servicio público; en el ámbito que nos afecta, posibilita la retransmisión de deportes minoritarios invisibles en el resto de cadenas privadas, especialidades que necesitan que los pocos patrocinadores que les sustentan vean de alguna forma recompensada su inversión, actividades que sin el altavoz de la pequeña pantalla verán disminuir sus ya exiguos practicantes. No se trata de convertirlo en una ONG, pero tampoco la crisis que venimos padeciendo desde hace más de un lustro puede ser la sempiterna excusa para ahorrarnos el chocolate del loro dentro del presupuesto de la tele pública, que como norma sus dirigentes les exijan a las federaciones que corran con los gastos de producción para emitir sus deportes, o que se amparen en una escasa audiencia cuando son incapaces de publicitar con criterio y cuidar deportes con grandes posibilidades mediáticas (baloncesto, balonmano) o de no emitir eventos como los recientes mundiales de gimnasia rítmica, hurtándonos las imágenes de todas unas campeonas del mundo.
Pero por otra parte, a tan solo dos años de los próximos juegos olímpicos, la actuación de los COE, CSD y demás estamentos oficiales y políticos deja mucho que desear: todos sacan pecho cuando llegan las medallas, todas las federaciones reclaman más minutos de presencia en televisión, pero a ninguno se le cae la cara de vergüenza cuando los propios atletas se tienen que costear un fisioterapeuta para acudir a unos campeonatos de gimnasia artística ¡en representación de España!, mucho programa ADO pero muchos deportistas no pueden permitirse el “lujo” de pagar los viajes para asistir a critériums y campeonatos continentales en donde aprender, competir y seguir creciendo.
En todos los órdenes de la vida para poder avanzar se necesita invertir previamente: no creo que sea necesario exponer los beneficios con los que contribuye el deporte a la sociedad, una sociedad que ha llegado ya a un límite en el que no cabe una “reforma”, una “redistribución”, un recorte más. Nos va en ello nuestro futuro.