Tras un inicio de curso aterrador el Athletic Club al menos ha podido clasificarse para disputar la Liga Europa, magro consuelo para las expectativas creadas tras la eliminatoria ante el Nápoles y los asequibles rivales que nos cayó en el bombo: dieciséis años esperando para esto…
En aquel engañoso subcampeonato alcanzado allá por 1998 las ilusiones eran infinitamente menores, pese a estar también en un grupo cómodo: simplemente se había clasificado para la Liga de Campeones el equipo menos malo por detrás de un intratable Barça, pero su juego no daba para más; este año contábamos con el mismo entrenador y prácticamente el mismo equipo de la temporada pasada, manteniendo ese nivel llegaríamos sí o sí a las eliminatorias… pero en septiembre y octubre apareció la peor versión de un conjunto que recordaba a aquel que estuvo a punto de descender en 2007: la media sin presionar, la defensa de traca y el portero en dura pugna con Aduriz para ser el pichichi del equipo. Dieciséis años esperando para esto…
En el Athletic hay entrenador y jugadores con la suficiente calidad como para aspirar a más, quizás no para estar todos los años en la Liga de Campeones, pero desde luego para optar a jugar en Europa y para hacer un digno papel en la Copa del Rey, aunque tengo una duda que me corroe desde hace un par de temporadas, aun a riesgo de cometer una injusticia al individualizar la culpa en un deporte evidentemente colectivo: ¿de verdad que no hay mejor guardameta que Iraizoz en todo Euskadi? Recuerdo que hay un tal Kepa, campeón de Europa sub-19 en 2012, jugando en el filial; algunos vamos teniendo cierta edad y poca paciencia como para poder esperar otros dieciséis años…