12 Jul, 2014

El más grande

Hay un vergel en medio de Arturo Soria en la capital del  imperio. Árboles centenarios, frondosos, de hojas y espíritus que se elevan en busca de la cima, de la calma, de la paz, como si el firmamento de Madrid pudiera darlo salvo entre sueños. Ese vergel, ese Thai Garden 2112,  era el lugar idóneo para provocarlos y, también, por qué no, para disfrutarlos. La Saeta Rubia vivió como quiso y cuanto quiso, fue el mejor de los de su estirpe y se creó un podio en el mundo tan solo para ponerlo a él el primero. Porque, en todo cuanto hizo, fue el más completo. Era único y será irrepetible.

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Nunca supe el nombre de aquellos árboles, quiza fresnos, ficus, hayas o jacarandas, pero me dicen que sus hojas transmitían el amor de un octogenario y no era a causa de un balón. Esa pelota, “gracias, vieja”, cuántas veces escuchada y hasta reiterada, lo llenaba de un afecto diferente, A la “vieja” la amaba con la memoria. Los árboles, como cachorritos, se amaban desde el presente, contra el viento y la marea, contra el huracán y la galerna.

Cuenta Ovidio, y lo dice magistral José Luis Garci en “Volver a empezar”, que dos ancianos recibieron la visita de Júpiter y le dieron cobijo en una noche de tormenta. Éste, agradecido, les concedió un deseo:

– “Morir juntos, sólo concédenos morir juntos, que nunca uno le falte al otro”.

Y un buen  día, al atardecer, los dos amantes se fueron cubriendo lentamente de hojas en torno a un mismo tronco y ambos fueron uno para siempre, un tilo centenario, secular, quizá milenario… Nadie pudo poner freno al amor que fue bello, ni antes ni después de la muerte, porque solo se muere cuando no se ama. Desde Barracas, en el medio del todo y de la nada, desde su iglesia de Santa Felicitas, entre Parque Patricios, San Telmo y la Boca, cada noche, un par de pupilas mirarán la luna con sosiego y, posiblemente, como si fuese una pelota, también le susurrarán : “Gracias, vieja”. Por todo lo que supo y calló, por todo lo que vio y protegió, por su mágico manto protector que casi llega hasta el infinito. Descanse en paz.