A pocas horas del inicio de la Copa del Mundo, tengo claro que España es el mejor equipo de cuantas selecciones se disponen a competir. Ello no significa que vaya a ganar el Mundial pero sí, y sin ninguna duda, que es la mejor Selección de todas.
Los futbolistas españoles están cotizados en el mercado internacional y, en muchos casos, forman parte de equipos extranjeros de talla internacional. La Selección ha creado una estructura y una filosofía de juego que ha conquistado el mundo. En la actualidad, España representa el fútbol en su máxima expresión y los rivales se preocupan de estudiar a fondo sus características y cualidades. Antes nos quejábamos porque todas las selecciones tenían un estilo y nosotros vivíamos en aquella leyenda de la furia que nos enganchaba con el paleolítico futbolístico. Ahora, todos saben cómo juega España y a qué juega. Fútbol moderno.
Es cierto que los años pasan y que algunos internacionales han decidido ya retirarse del equipo nacional. Después de Brasil, llegarán aires de cambio de una buen parte de la plantilla pero, en ningún caso, del estilo de juego.
Hemos descubierto el camino. Somos una idea, una reflexión bien debatida y puesta en marcha con éxito singular. Detrás tenemos ocho trofeos Maurice Burlaz, el oro del fútbol base internacional y la gran apuesta de la estructura federativa. Nada sucede por casualidad. Ganar el Mundial sería histórico. No siempre gana el mejor pero lo más importante, creo modestamente, es hacer las cosas con criterio, conocimiento y ética. Y ahí somos los mejores, con Copa o sin ella. Nadie nos podrá cambiar. Y cuando digo nadie, es nadie.