23 May, 2015

“La obviedad”, escrito por Alfredo Plaza.

Una obviedad es decir que el defensor de un título es uno de los máximos aspirantes a volver a ganarlo; otra obviedad es señalar que aquel que lleva unarafa-nadal-13 discreta temporada (en esta superficie) poco tiene que hacer a las puertas del torneo que cierra la misma. El problema para la lógica aparece cuando constatas que ambas obviedades apuntan a la misma persona.

Rafael Nadal afronta desde este fin de semana la conquista de su décima “Copa de los Mosqueteros” en la tierra batida de Paris. En Roland Garros siempre ha hallado el manacorí el escenario ideal en el que mostrar su mejor tenis y a él deberá apelar si quiere seguir agrandando su leyenda, aunque el sorteo le ha deparado un cuadro bastante complicado: si consigue acabar la primera semana indemne debería encontrarse con Djokovic en cuartos y Ferrer/Murray en semis; en el caso de llegar a la final el rival ya daría igual, salvo lesión Rafa se debería llevar por delante al que estuviese al otro lado de la pista. A diferencia de otros años, las dudas suscitadas por su rendimiento se centran en su cabeza más que en sus piernas, pero si logra recuperar la confianza en sus golpes los fantasmas pueden migrar a la cabeza del serbio, cuya máximo objetivo es hacerse con el único Grand Slam que le falta y, aunque haya dicho recientemente lo contrario, coronarse en París continúa siendo una obsesión.

Como ha declarado María Sharapova en la presentación del torneo, dudar de Nadal es una falta de respeto, es triste que la gente no le sitúe entre los favoritos: a sus palabras solo puedo añadir que si tuviese que jugarme mi dinero mi apuesta sería obvia: una obviedad llamada Rafa Nadal.