Brasileños, argentinos, uruguayos, mexicanos, italianos, ingleses, rusos, ucranios o armenios, todos, me hacen sentir una profunda frustración. Aquí solo se abren debates para decir que nos arrugamos en los grandes torneos. Sin embargo, nadie abre el melón para fomentar que la Selección sea de verdad el equipo de todos. Viene al caso por la actitud de algunos clubes y futbolistas, recientes como el de Albelda y Vicente, ambos del Valencia CF. Los clubes siguen defendiendo que ellos soportan las elevadas fichas de los profesionales y éstos alegan que los clubes tienen la sartén por el mango. Ellos saben que el fútbol de clubes proporciona dinero y éxitos pero solo las Nacionales ofrecen gloria y sentimientos comunes a todo un país. Cuando son niños, los futbolistas suspiran por jugar en el equipo de su ciudad o en uno de los grandes pero, por encima de todo, sueñan con jugar con la Selección. En España, este sentimiento de los más pequeños se torna de sueño a pesadilla cuando van creciendo en los grandes equipos. (Hago excepción de Raúl porque, aunque pudiera pedir un pequeño descanso, nadie duda de que si pudiera jugar contra Ecuador querría hacerlo y, por supuesto, todo el partido). Nosotros no ofrecemos esa imagen de equipo de todos. La triste realidad de hoy es que el sueño de algunos futbolistas consiste en escaparse de la Selección, en librarse de este muerto que supone jugar un miércoles víspera de fiestas y contra un rival casi desconocido. Ecuador nos va a dar una paliza mañana, nos va a enseñar cómo se sienten unos colores, cómo se asume la sensación de tener un país propio y una tierra común. Aquí nos referimos a España, y los políticos los primeros, como “este país”. No hay conciencia de que todos pertenezcamos al mismo. Decimos “en este país” como si nos fuera ajeno, lejano, extraño, aunque luego digamos que “nunca ganamos nada”. ¿Es que alguien hace algo para que así sea?.