26 Oct, 2004

Un inicio con dudas

Los españoles somos muy dados a exigir a todo el mundo lo que muchas veces no somos capaces de hacer nosotros mismos. La jornada de liga de este fin de semana nos ha dejado algunas cosas brillantes, más bien pocas, muchas vulgaridades, algunos miedos, ciertas sensaciones de cansancio propio de la pretemporada y múltiples interrogantes de cara al futuro. El Barcelona dejó mejor sabor de boca que otros, a pesar de jugar sin Ronaldinho, lo que abre la incógnita de saber si será Larson el sacrificado cuando regrese el crack mediático de Laporta. El Real Madrid no machacó de forma salvaje como pensaban sus más fieles y se limitó a una victoria mínima, maquillada otra vez por un Iker espléndido, y la jugada bellísima de Michel Owen con el remate a pecho descubierto de Ronaldo puso tres puntos que sirven aunque no valgan para arrollar. Quizá por la diferencia de rivales, el Barca me gustó más pues, a decir verdad, el Racing fue su brillante portero y algunas sombras. Como me gustó la capacidad del Zaragoza para reaccionar y la personalidad del Atlético, el carácter de Simeone y la firmeza de criterio de Ferrando, ante la debilidad de un Málaga sistemáticamente desmantelado cada año. Me pareció ver cansado o espeso al Deportivo, perjudicado por un penalti y beneficiado por una expulsión, acciones ambas de absurdo comentario. Me maravilla la rentabilidad de cada gol del Sevilla, de cada acierto de Monchi, el afán de estar entre los grandes del Numancia y del Getafe, el inicio tenaz del Betis, el aire nuevo del Espanyol de Lotina, me alarma el arranque de la Real, me sorprende la fuerza del Levante me casan con el gol Savo Milosevic y Joseba Etxeberría. Al mismo tiempo, eché de menos al Celta, al Murcia y al Valladolid mientras vuelvo a sufrir con mi Sporting, como si de un castigo de la providencia se tratase. Cosas del destino, seguramente. Así que sueño con Luis Aragonés y Jesús Paredes, con el partido de La Roja y pienso que estamos todavía al principio, demasiado pronto para exigir.