18 Sep, 2023

Pepe, el Cielo debe sonar de maravilla

Era pequeña, no sabría decir la edad, y Pepe está en mis recuerdos. Las noches de Fin de Año en el Hotel Gloria Palace de Gran Canaria, donde nos recibía con ilusión Ramón Suárez. Recuerdo la sonrisa cómplice y el cariño de Pepe y de Tere, el amor de su vida. “Las niñas” nos decían. Nos dicen. Teresa, ayer mismo, sin ir más lejos.

Siempre dispuesto a colaborar, a participar, a ayudar. En mis visitas a la radio, entrar en el estudio en pleno directo y verle darse la vuelta para saludarme o recibirme únicamente para poder regalar su libro con una dedicatoria especial, también, en pleno directo. Daba igual el motivo, pero siempre te recibía con su sonrisa más amigable.

Le comentaba a Loreto, entrañable amiga, que, hay días en los que es mejor no levantarse, únicamente por no querer vivir lo que está escrito. En esta ocasión, no solo está escrito en el libro de la vida, sino en “Hasta que se me acaben las palabras”, ya que su autor y protagonista, Pepe Domingo Castaño, sabía y dejaba escrito que el día que le tocara partir “llovería torrencialmente”. Y, así ha sido.

Una de las gargantas que más nos ha hecho disfrutar de la radio y de la vida se apagaba este 17 de septiembre para reunirse, allí arriba, con Don Matías Prats, Gaspar Rosety, Jesús Hermida, Paloma Gómez Borrero… El Cielo debe sonar de maravilla, pero aquí nos han dejado, una vez más, sin otra de las voces de nuestra vida.

Cuestan las palabras. Nos cuestan a todos los que tuvimos la suerte de conocerle. Llovía torrencialmente también en nuestros corazones y nuestros ojos no se quedaron indiferentes.

Un hombre alegre, apasionado, humilde y con ganas de vivir y compartir momentos con los suyos y con todos los oyentes, porque él vivía por y para los suyos. Hijo, hermano, padre, abuelo y marido. Pepe dibujaba sonrisas y desprendía alegría y cariño.

Se abrió en canal y se dejó conocer en su libro, ahí, esa voz que ha sido protagonista de las mejores cuñas publicitarias, que ha sido nº1 en México como cantante y un genio de la radio, deportiva en concreto, nos mostró como se forjó a sí mismo, cómo alguien con constancia y saber hacer puede llegar a conseguir lo que se proponga.

Los hombres grandes nunca mueren. Su voz será eterna y seguirá vivo en cada persona que ha tenido el honor de conocerle.

Disfruta en ese Cielo plagado de grandes voces, donde estoy segura de que mi padre te habrá recibido con un gran abrazo y un amistoso “Hola, Hola”, amigo.

Un beso enorme al cielo, lleno de radio y cariño.

Adela Rosety.