1 Sep, 2015

Platini es favorito

Una vez que se ha confirmado la renuncia de Josep Blatter a la presidencia de la FIFA, parece claro que el candidato a sustituirle, un hombre nada continuista, será el futbolista francés y presidente de la UEFA, Michel Platini. Sus tres Balones de Oro y una carrera sembrada en la gloria de la mejor selección francesa y el mejor Juventus lo catapultaron al cielo del fútbol universal de los años ochenta. A Michel le faltó ganar la Copa del Mundo, bien en España o bien en México, donde despuntó por encima de un equipo nacional de máximos valores en su categoría.platini

Como presidente del fútbol europeo, se distanció mucho de Blatter y le presentó cara en las últimas elecciones desmarcándose del suizo y ofreciendo los votos de la UEFA a su rival. Aun así, Blatter ganó con holgura pero, por el camino, perdió un continente y una confederación que suponía un cañonazo en su línea de flotación y el posicionamiento claro del francés contra el suizo. Fue la bandera de salida de la carrera de Platini hacia la FIFA House de Zúrich. No importó que las detenciones efectuadas en Suiza con miembros de algunas federaciones americanas no tuvieran nada que ver con la FIFA. La imagen que se trasladó al mundo entero fue la de una Federación Internacional llena de corruptos aun cuando esas actuaciones corruptas procedían de otras confederaciones.

Michel conocía, y conoce, su magnífico potencial, su vitola de futbolista de élite, de ganador, de jugadores espectacular, y puede presumir de haber gestionado bien su confederación, la gran locomotora que tira del fútbol mundial, la UEFA. En este momento, sin lanzar las campanas al vuelo y en un marco de prudencia, Platini cuenta con 51 votos de las federaciones americanas y 54 de la UEFA. Además, federaciones de Asia y Oceanía, e incluso africanas, le darán su voto. Es la persona adecuada para dar el cambio preciso en la cresta del fútbol mundial. La idea africanista de poner un príncipe a dirigir un deporte que se juega en tierra embarrada en medio mundo no parece casar los reales intereses del fútbol.