23 Jul, 2014

Reflexiones sobre Víctor Fernández

Hace muchos años, casi veinte, de aquella mañana soleada y fresca de la primavera parisina. En los jardines de Versalles, un jovencísimo Víctor Fernández, desayunaba tranquilo un café en un velador entre los árboles y las plantas de la zona más exquisita del París antiguo. Durante un instante, compartió la mesa con Luis Fernández, entrenador del PSG y futbolista internacional de la Francia brillante de los años ochenta, junto con Tigana, Giresse, Rocheteau y otros. Era el 10 de Mayo de 1995. Y esa noche, en el Parque de los Príncipes, el Real Zaragoza se jugaba la final de la Recopa de Europa contra el Arsenal londinense. Me invitó a compartir aquella conversación. Y la disfruté mucho.victorfernandez

Aquel equipo logró atraer el cariño de toda España por su buen fútbol, por su vistosidad y alegría y, también, porque eludía el bipolarismo partidista de la liga española; no era el Madrid ni el Barcelona y el Real Zaragoza, en cierta medida, representaba a todos. Víctor ganó en la prórroga con dos golazos de Esnáider y Nayim y saltó a la fama. Noche de corazones agitados. Víctor conquistó Europa.

Allí donde ha ido, ha dejado excelentes recuerdos. Ahora afronta un reto tremendo, como antes hizo Fernando Vázquez, a quien el deportivismo siempre estará más que agradecido. Fernando contagió la fe, transmitió la ilusión por la vida y el fútbol. Fernando evangelizó donde había mucho más que dudas.

Víctor necesita una docena de futbolistas y armar un equipo nuevo y competitivo. Aunque no se lo exijan, procurará jugar bien porque es el mejor camino para ganar pero sabe que su dificultad es gigantesca. Creo en su fútbol de ataque, en su concepto ofensivo, en su carácter indomable con las estrellas, en su liderazgo de currículo y le deseo todos los éxitos que pueda soñar porque entrenar al Deportivo en Primera es un lujo que se han ganado muy pocos.

Para ello, necesitará mucha ayuda. El tiempo dirá si han sabido dársela y si él ha encontrado el camino adecuado para pedirla. Además, será bueno que aprenda a defenderse de los enemigos, para que vuelva a ser de noche en París.