22 May, 2014

Twitter

Las redes sociales resultan un camino excelente para la comunicación cuando se manejan conforme a la legislación vigente. Me ha dolido, e indignado, que se pueda permitir lo que ha sucedido este pasado fin de semana. En primer lugar, conviene destacar que quienes han utilizado una etiqueta insultante contra la comunidad judía no representan a ningún club, a ninguna afición ni a ningún sector de la sociedad. Nadie puede ejercer la representación de nada, salvo de la delincuencia, cuando alaba una de las más dolorosas secuencias de la historia de la Humanidad.twitter

Tengo la suerte, la enorme fortuna afectiva y cognitiva, de gozar de la amistad de muchas familias judías, a las que esta etiqueta les ha causado daño. Y, en el fondo, hay un culpable: Twitter. No comprendo el motivo por el cual una red social de esta magnitud no establece y aplica los mecanismos de control y vigilancia mínimos para borrar y expulsar inmediatamente a los usuarios que se dedican a cometer atrocidades. Porque, conforme al diccionario de la RAE, el Holocausto fue fiero, cruel e inhumano, es decir, atroz. A mi modesto entender, la responsabilidad mayor recae en Twitter por no ejercer las funciones de regulación adecuadas para borrar estas barbaridades.

Los delincuentes que se amparan en la sombra del anonimato deben verse sometidos a la ley y ser sancionados en la medida que mejor proceda en Derecho. También es cierto que nos puede faltar una base en la educación y en el concepto de la dignidad de las personas. Vaya mi respeto por delante a toda la comunidad judía, una admirable familia de cuyo afecto me siento orgulloso, y mi humilde censura contra Twitter.