3 Ago, 2024

Venezuela en el corazón: sigamos haciendo ruido, por Adela Rosety

Hoy, 3 de agosto, son las 16:32 y estoy terminando de preparar algunas preguntas para Virgilio. – [Encontrarás la entrevista más abajo] – Aunque soy española, desde hace casi cuatro años, Venezuela ha estado muy presente en mi vida. Mis conexiones con este país han crecido tanto que solo puedo empezar dandole las gracias a Dani. Con el tiempo, he aprendido mucho sobre su cultura, historia y geografía, no solo a través de relatos, sino también explorando mapas y documentales que me han mostrado la complejidad y belleza de esta nación. Lo último que vimos, hace apenas unos meses, fue la película SIMÓN, en la que se muestra la tortura que han sufrido muchos venezolanos.

Imagen de Virgilio González (Venezuela)

Gracias a estas experiencias, he llegado a comprender y sentir más de cerca los colores de la bandera venezolana y mi corazón se ha teñido de rojo pasión, azul esperanza y amarillo libertad. Además de los destinos turísticos más famosos también he aprendido sobre la realidad más dura de los barrios y las distintas zonas de Caracas. Esto es gracias a Fátima que siempre me ha aportado más detalles sobre su país.

Este acercamiento me ha despertado un profundo deseo de conocer Venezuela en persona, de experimentar su esencia, su vida y su gente. Pero más que nada, me gustaría ver un país libre, donde sus ciudadanos puedan vivir sin las restricciones y represiones que actualmente enfrentan.

Hace una semana que Venezuela ha hecho historia. Una historia que está resultando difícil de digerir para Nicolás Maduro. Sigo sin comprender cómo este dictador tiene fieles seguidores cuando hasta la gente de los barrios es consciente ya de que este engaño debe terminarse y está luchando día a día para que exista un cambio y Venezuela vuelva a ser un país libre. Rezo para que este sea el principio del fin de esta dictadura. Que se juzguen los crímenes contra la humanidad, que cese la censura y que terminen las persecuciones políticas.

La discordancia entre los anuncios de los resultados entre la oposición y el oficialismo ha generado fuertes protestas en todo el país, seguidas por una brutal represión de la mano de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado. Esta represión ha dejado más de una decena de muertos, mientras que las detenciones y desapariciones ya superan el millar. Es una situación que tiene a toda Venezuela en alerta máxima. Sin embargo, la realidad económica del país es tan desesperante que, a pesar del peligro constante, muchísimos venezolanos se ven obligados a seguir trabajando en condiciones de extrema informalidad laboral. La urgencia de subsistir día a día les impide suspender sus actividades, incluso en medio de la crisis.

La represión no se limita solo a las calles donde los manifestantes corren el riesgo constante de ser detenidos o “desaparecer”. Los servicios de inteligencia de Venezuela, incluyendo la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET), han intensificado una operación conocida como la “Operación Tun Tun”.

Tal y como me comentaba Virgilio, ya fuera de cámara, esta operación consiste en ir a buscar a personas a toque de puerta, entrando en sus hogares para detenerlas, basándose en publicaciones de imágenes y textos en los que se muestran en contra del gobierno o expresan opiniones distintas. Este clima de miedo ha llevado a que muchos comunicadores reduzcan sus informaciones y publicaciones sobre la situación actual del país, lo que ha resultado en una menor difusión de testimonios e información crucial. Esto podría ser explotado por quienes desean acallar la situación, creando la falsa impresión de que la situación se ha calmado, cuando en realidad, el control y la represión son más fuertes que nunca y los venezolanos siguen luchando por la libertad del país.

Es triste que, al hablar de una Venezuela libre, la generación de los 90 no sepa de qué se está hablando. Esta generación es la que el gobierno chavista forzó a irse del país. El chavismo privó de disfrutar de su tierra a millones de venezolanos que hoy, con pena, impotencia, aunque con fe y esperanza, viven desde otros lugares del mundo lo que pasa en la tierra que les vio nacer.

Virgilio González, es uno de esos emigrantes venezolanos que vino a España buscando un lugar donde crecer profesionalmente, en el que vivir y disfrutar de la vida. Hoy, Virgilio se encuentra en Caracas, viviendo la situación y cubriendo lo que ocurre allá tras el fraude electoral.

Entrevista a Virgilio González, periodista y editor literario venezolano, que ha vuelto tras más de 7 años en España para contar la realidad de su país.

La situación en Venezuela es crítica y demanda una respuesta urgente. La población clama por transparencia y justicia, preguntándose: ¿a qué se está esperando para mostrar las actas? El margen para una democracia distribuida se reduce cada día más, mientras las cárceles se llenan de presos políticos, la policía se hunde en la corrupción, las familias se desmoronan y la pobreza se profundiza. El pueblo venezolano ha hablado, se ha echado a las calles y no piensa callarse. Anhela libertad, desea reunirse con sus seres queridos, quiere vivir y disfrutar de una vida digna. Es imperativo acabar con el narcoestado y buscar ingresos alternativos que enriquezcan al pueblo y no los bolsillos de los más “poderosos”. Venezuela es un país rico y tiene el potencial de ofrecer una vida próspera a sus ciudadanos sin recurrir a prácticas ilícitas.

¿Qué le deparará el futuro a Maduro cuando pierda su posición? Lo que es para ti, ni aunque te quites; lo que no, aunque te pongas.

Adela Rosety Reina | Periodista