La voz del fútbol, la historia de la radio, maestro de periodistas, apasionado por lo que hacía, etc, etc, etc… Querido Gaspar, llevo todo el día escuchando cosas de ti, y todas bonitas. Sin duda, las mereces por tu gran corazón, por tu forma de ser, por tu manera de “estar disponible” para todos, con generosidad sin límites, incluso, para algunos que no estuvieron, ni están, ni estarán a la altura… BENDITA GENEROSIDAD, la tuya, amigo mío!!!
Suscribo todos los elogios, los multiplico por infinito, como tu GOL cantado que nos llegaba al alma pero, sobre todo, destaco tu ejemplo como amigo desde la más absoluta honestidad y lealtad. Ese corazón que tanta guerra te ha dado era de extrema calidad humana, DE LA BUENA!!!
Qué ironía del destino que ese vendaval de gente de bien, de hombre bueno, de loco del derecho, de los libros, de todos los deportes, sólo se haya parado por una maldita caída. Ya te echo de menos.
Sí, ya te echo de menos, y no te has ido. No te irás nunca de mi corazón, de mi cariño, de mi fé en el ser humano por tu grandeza desinteresada. No te irás nunca de la memoria de todos los que hemos tenido la suerte de compartir contigo.
Amigo, ha sido un placer estar a tu lado. Cuídanos desde dónde estés. Nosotros honraremos tu nombre, tu honor, y compartiremos el dolor por tu marcha repentina con toda tu familia, y todos tus oyentes que, ahora, con razón, se sienten (nos sentimos) un poco más huérfanos, desgraciadamente, no sólo porque pones la radio y no apareces tú, como antaño, “pintando partidos de fútbol en las ondas”.
7 de marzo, 2016.