Enmudece la voz del amigo Una vez al mes, aproximadamente, Gaspar Rosety tocaba arrebato y nos convocaba en el Asador Donostiarra.
Espaciadamente, con menos diligencia de la requerida -los periodistas somos así y nuestras agendas, un caos-, respondíamos y al cabo de un par de semanas nos reuníamos el grupo de amigos en torno a una mesa. Para hacer más atractiva la cita, Gaspar utilizaba sus múltiples influencias para sorprendernos con la presencia de Villar, de Calderón, de Cerezo, de Pedro Ruiz, de Matilde García Duarte o de Dani Daniel. Grandes momentos.
Conversaciones interminables. “Cortábamos” algún que otro traje; nos poníamos al día de noticias que no podíamos utilizar y a las tantas nos despedíamos con un sentido abrazo hasta la próxima… La próxima… Gaspar, ¡qué faena nos has hecho! Eras el nexo, el vínculo, el muñidor de esas cenas entrañables que ya no serán lo mismo sin ti; es más, ya no serán. Nos ha abandonado el corazón y el alma, el amigo desinteresado que nos invitaba a desentrañar la actualidad sin posibilidad de publicarla y contar, en cada cena de la “Peña el Asador”, nuestras batallitas. No por repetidas menos divertidas e interesantes.
La próxima… Gaspar. Deberíamos reunirnos para honrar tu memoria por lo menos una vez. No sé si seremos capaces de hacerlo. Faltas tú, el lazo, el convocante paciente y fiel, el amigo de todos que conseguías que los conocidos termináramos siendo también amigos. Si lográramos coincidir, si fuéramos capaces de juntarnos sin tu intervención imprescindible, te recordaríamos con el corazón, esa víscera que varios avisos te dio, encogidos, abrumados por el dolor y, como si estuvieras presente, volveríamos a rescatar anécdotas que compartimos contigo. Y hablaríamos de cómo narraste éste o aquél partido, de cómo cantaste el gol de Mijatovic o el de Nayim; de tu paso por tantas redacciones, de tu voz, ahora apagada para siempre. Pero, espera, podemos oírte, que para eso existe youtube y por eso las redes sociales, a las que nos aficionaste, reproducen tus comentarios, el sonido de tus narraciones… ¿Lo ves? Eres inmortal.
Te vamos a echar de menos, Gaspar. Y en Deportes de LA RAZÓN, cada lunes. Tú me perseguías, es un decir, para la cena del Asador, y yo no te dejaba parar hasta que recibía tu columna. En alguna ocasión, las menos, me dejaste “colgado”, previo aviso: “Hoy me vas a perdonar, estoy un poco fastidiado”. El corazón, ése motor que compartías con los amigos, te alertaba. “Cuídate, Gaspar”, te respondía, y antes de que la semana terminara el correo me avisaba de tu presencia. Te pedía 300 palabras, cumplías a rajatabla, ni una más ni una menos.
En la columna te acordabas de los amigos; en algún caso, de los “enemigos”, y ahora todos nos acordamos de ti.
Hablé con Adela, tu mujer, tu compañera, tu amiga, el sábado por la mañana. Manteníamos la esperanza de que volvieras a ganar el partido, ¡sólo tenías 57 años!, y sin decírnoslo pensábamos en la fatalidad, seguro. Ya es mala suerte que, como dice tu hermano Manolo, “una mala caída te haya llevado en tres días”. Te vamos a echar de menos, y yo, no sólo los lunes. Lo sabes. En Málaga celebramos este lunes la Gala de la Asociación Española de la Prensa Deportiva. Te vamos a recordar, no lo dudes, a pesar de la faena que nos has hecho. Descansa en paz, amigo.
7 Marzo 2016.